Casilda se casa

La boda de Virgina y Jaime en Toledo II

Al salir de la capilla que se encuentra en El Molino Blanco, la casa de campo que pertenece la madre del novio, continuaron la celebración en el jardín del sitio. Toda la organización y decoración fue obra de Eva Iglesias de Bodas Colorín.

Ciboulette sirvió el catering con el que «los invitados fliparon», asegura Virginia. Las mesas de la cena estaban colocadas en una parte del jardín que «simulaba un bosque encantado», me explica la novia. Para lograr ese efecto intercalaron mesas normales con mesas de espejos «y quedó brutal», asegura. El postre fue tipo buffet con cuatro mesas repletas de todo tipo de tartas y frutas.

La mezcla de las flores de Aquilea y las luces de Sincronismo consiguieron darle un aire muy del tipo A Midsummer night’s dream de Shakespeare. La música durante el cóctel corrió a cargo de Los Alpresa, amigos del padre de la novia.

El Tintero Caligrafía se encargó de las invitaciones y los meseros los hizo la madre de Virginia secando muchas de las flores de su pedida de mano y algunas del campo. Además, regalaron a todos los testigos un cenicero hecho en Talavera de la Reina con sus iniciales y la fecha de la boda.

No hubo vals y, en su lugar, Virginia y su padre bailaron la canción La Travesía de su cantante favorito, Juan Luis Guerra, que dice: «somos de merengues y bachatas en casa».

El DJ Joao Ribeiro se encargó de animar la fiesta. «¡Es un acierto asegurado y una super persona!».

Todas las fotos son de Dos más en la mesa y el vídeo de The Bright Side Weddings.