La boda de Camino y Javier en Santillana del Mar

Camino y Javier se conocieron hace 11 años en Perú, durante un voluntariado. Al volver a España, cada uno siguió su camino y no volvieron a saber nada el uno del otro hasta que, hace 3 años, se reencontraron en Navidades en La Favorita, un restaurante de Madrid. Por aquel entonces, él vivía en Londres y ella en La Coruña. Se pusieron al día sobre todos esos años y, desde entonces, ya no se separaron.



“Tenía claro que quería que mi amiga Carlota Rey me hiciera el vestido. Ella es diseñadora en Zara y, aunque ella estaba embarazadísima, le pedí que lo diseñara durante una cena en casa. Quedaban unos meses entre su parto y mi boda pero en una tarde ya teníamos el boceto definitivo. Faltaba alguien que lo hiciera realidad, y gracias a una amiga conocimos a Isabel, una patronista jubilada que aceptó el reto. Desde entonces, cada tres semanas nos reuníamos en casa de Carlota para las pruebas. Isabel trabajaba desde Vilagarcía, la costura se hacía en Orense y yo me lo probaba en Coruña: el vestido viajaba en tren de un lado a otro.”





“Llevaba unas alpargatas de Castañer, la opción más cómoda para una boda en un jardín. Además, me hacía especial ilusión llevar un calzado tan nuestro, tan español.”



“Me inspiré en los ramos de Carolyn Bessette-Kennedy y de Carolina de Mónaco: pequeño, sencillo y sin restarle protagonismo al vestido.”


“La ceremonia tuvo lugar en la Colegiata de Santa Juliana, en Santillana del Mar, el lugar donde siempre soñé casarme.”




“Lo celebramos en El Pinón de Corrales, una casa familiar que nos recordó a la boda íntima que siempre había imaginado en la casa de mi abuela. Queríamos huir de las fincas tradicionales y acertamos: los jardines, el sol radiante y la compañía de nuestros seres queridos hicieron que todo fuera mágico.




“Las wedding planners fueron Vero y Silvia, de Azul Eventos. No pudimos tener mejor apoyo: con su profesionalidad, creatividad y empatía hicieron todo fácil y consiguieron dar forma a cada una de nuestras ideas.”







“La decoración floral estuvo a cargo de Maxi Viana. Los arreglos de la iglesia y de las mesas fueron una auténtica sorpresa: solo compartimos con él el estilo de boda que imaginábamos y dejamos el resto en sus manos. Confiábamos plenamente en su talento y, como esperábamos, sus propuestas superaron todas nuestras expectativas.”

“El catering corrió a cargo de Brass Catering, que superó todas nuestras expectativas. Nos facilitaron al máximo la organización de un menú a nuestro gusto, y el resultado fue simplemente increíble. Contar con el talento de nuestra familia nos hacía mucha ilusión. Mi prima Elisa, ilustradora, diseñó toda la papelería de la boda, mientras que Casilda, la hermana de Javi, se encargó del etiquetado de las botellas de Cava.”




“De la música se encargó El Corta. Los contratamos solo dos semanas antes de la boda. Vivimos en La Coruña, donde la noche de San Juan se celebra mucho, y los había visto tocando en la calle. Les pedí que vinieran a tocar el día de nuestra boda en Cantabria; se rieron, pero dijeron que lo pensarían. Pocas horas después, nos prometieron que vendrían… y así fue.”








“El DJ fue Pablo Bustos. Ya le había visto en más bodas y lo tenía claro.”






“La fotógrafa fue Bárbara Lanzat. Hizo que todo el proceso fuera muy fácil. Estuvo atenta a cada momento y detalle especial sin que apenas nos diésemos cuenta, dejándonos recuerdos únicos que ahora nos encanta revivir. Del vídeo se encargó Alicia, la novia de mi primo. Inicialmente no habíamos planeado hacer un video, pero en el último momento le pedimos ayuda. Aunque no es profesional, su talento artístico hizo que el resultado fuera precioso.”