Conozco a Ana María Chico de Guzmán desde hace muchos años y he vivido muy de cerca el nacimiento y evolución de su firma de moda Dragon Girl. Por eso, cuando recibí las fotos de esta última cápsula le llamé para darle la enhorabuena porque me pareció que ha pegado un salto espectacular.

En esta colección llamada CASA STUDIO veo una mujer internacional. Podemos imaginarnos a una newyorkina, que tras años viviendo en España, vuelve a su país de origen cargada de inspiración y buscando piezas especiales y versátiles, como lo son sus prendas. Todas en algún momento de nuestra vida hemos querido ser ella, ir con piezas desenfadadas y diferentes. Llegar a la oficina cinco minutos tarde, pero con un look de ensueño. Llevar prendas atemporales y recordarnos que de cualquier día se puede hacer uno muy especial.

Si bien es cierto que la moda está para hacernos soñar, la realidad es que no puedo estar más agradecida a la tendencia que viene pisando fuerte del utilitarian wear, o lo que es lo mismo: ropa pensada para ser útil y ceñirse a cumplir estrictamente una función. En nuestro caso, estoy enamorada de esta forma de enganchar: el broche. No hay nada más incómodo que ir colocándote el escote cada dos minutos porque se abre o poner una y otra vez en su sitio un chal. Al final, la función más utilitaria y menos decorativa de un broche es sujetar una tela, mantenerla colocada en su sitio y despreocupar a quien la lleva.