La boda de María y Manuel en Lupiana
En octubre de 2017, María vió por primera vez a Manuel trabajando en Zara de Castellana. No sabía quién era, pero le llamó la atención al instante. Esa misma tarde, un amigo en común los presentó sin saber que ya se habían cruzado. Desde entonces, no se han separado. A pesar de la distancia, su relación creció hasta culminar el año pasado con una emotiva pedida de mano en la iglesia de Santa María del Coro, en San Sebastián, un lugar muy especial para ambos.

“Del maquillaje y el peinado se encargó Paula Soroa“.




“Desde pequeña tenía muy claro cómo quería que fuera mi vestido de novia: romántico, artesanal y con historia. Lo diseñé yo misma. No era un vestido cualquiera, soy diseñadora de novias en Valenzuela, un atelier en Madrid, y ya había vestido a muchas amigas, pero este tenía que ser único”.


“Quería que mi vestido estuviera hecho con piezas antiguas, llenas de historia. Fui al Rastro junto a mi madre y mi hermana, donde encontramos auténticos tesoros. A partir de una camisa vieja, comencé a dar forma al diseño, añadiendo encajes y telas”.

“Desde el principio supe que llevaría cuello y mangas, porque Manuel me decía que era súper elegante. El cuello tenía un tul rizado con volantes que le dio un toque romántico. Las mangas de mi vestido eran de tul de seda con puños antiguos, una de mis partes favoritas. La falda tenía varias capas, con una exterior de lana fina y volumen gracias a organza y una tela antigua usada como enagua”.


También llevaba los pendientes de mi abuela, el anillo de pedida de Manuel y un bolso artesanal hecho por mi madre y mi hermana de La Cerca, que para mí fue un símbolo muy especial. Para la cena me puse unos pendientes que me regaló mi suegra precisos. Y en la fiesta opté por unas alpargatas.”


“Los zapatos eran de Flordeasoka”.

“Completé el look con un casquete vintage, un velo de organza”.

“La boda fue en la iglesia San Pedro Apóstol, en Lupiana. Manuel fue vestido de Man 1924“








Los niños de arras iban vestidos por Atelier La Nonna, una marca muy especial para mí. Desde que la conocí, soñaba con que ellas se encargaran si algún día me casaba. Sus trajes, con ese aire vintage y delicado, encajaban perfectamente con el estilo de mi vestido.



“El ramo era de Fransen et Lafite“










“La celebración la hicimos en el Monasterio de San Bartolomé, en Lupiana“




“Tenía claro que quería una decoración en verde y blanco. Al conocer a Javi y Patrick de Fransen et Lafite, fue un flechazo: entendieron mi visión desde el principio y la llevaron más allá de lo que imaginaba. Su sensibilidad y forma de trabajar me conquistaron”.





“Mi madre y mi hermana, a través de su marca @lacerca_, se encargaron de toda la papelería. Diseñaron unos meseros de animales vestidos de boda que dieron un toque divertido y único. El menú, incluía una frase de San Josemaría muy significativa para nosotros, y las minutas hechas a mano aportaron ese toque artesanal que tanto me gusta”.

Del catering se encargó Lhard’y. De la música del cocktail Artzaldivar.



“El Dj de la fiesta fue Pablo Bustos, no hizo falta decirle el estilo de música que queríamos porque sabíamos que iba a ser el mejor y así fue”.



“De las fotos se encargó Maryliz. Tuve clarísimo que quería que ella fuese mi fotógrafa. Tiene un gusto increíble, una mirada muy especial, y sobre todo, me transmitió una tranquilidad que para mí era lo más importante. El vídeo nos lo hizo @thebrightsidewedding “