Casilda se casa

La boda de Natalia y Wences en Sevilla

Su historia comenzó hace cuatro años en A Coruña, cuando sus caminos se cruzaron mientras trabajaban en Inditex. Él de Ferrol y ella de Sevilla, tras tres años y medio de amor (los dos últimos a distancia y marcados por un complejo proceso oncológico de ella) decidieron no esperar más: celebrar su boda era una forma de honrar el presente, ese que han aprendido a valorar por encima de todo. Rodeados de sus seres queridos, vivieron un día mágico que superó cualquier expectativa.

Para el vestido de novia, Natalia no dudó: acudió a Flor, hermana mayor de Wences y diseñadora cuyo trabajo admiraba incluso antes de conocer a su pareja. “Me encanta su estilo y el proceso fue precioso. Poco a poco fuimos dando forma a algo que me representaba por completo”, cuenta.

Tenía claro que quería dos looks: uno para la ceremonia religiosa y otro para la celebración, además de un velo XL antiguo que le prestó una amiga de su madre. Lo más difícil fue dar con el escote perfecto, hasta que encontró la imagen de una novia de los años 90 en Tahití con un diseño halter de aire vintage que la inspiró por completo.

Buscaba movimiento, mezcla de tejidos y romanticismo, y en eso Flor y Fátima fueron clave. “Para la capa quería algo vaporoso, con detalles, y pocos días antes decidimos añadir unas flores”.

“Llevé un anillo vintage de ojo de perdiz compromiso Urbieta y para el baile me puse unos pendientes y una gargantilla familiar. También lucí el anillo de pedida de Jocafra y unas dormilonas vintage que me regaló mi hermano”.

“El maquillaje y el peinado me los hizo Manuel Cecilio. Lo conozco desde hace años, es amigo y hemos trabajado juntos, así que no dudé en contar con él. Quería un maquillaje natural y un moño de bailarina a media altura”.

“El ramo fue de Ángeles Bauzano. Conocí a Ángeles y Cris hace más de un año y hoy son amigas. En un momento difícil, me abrieron las puertas de su taller y me enseñaron sobre flores. Tras una visita al Santuario de Fátima, ofrecí allí las mismas rosas que llevé en mi ramo. Desde entonces supe que, si me casaba, serían rositas rosas en devoción a la Virgen”.

El toque final fue un abanico pintado a mano por Carmen Monreal, la mejor pintora de abanicos de España”.

“Los zapatos eran de Ynesuelves. Fue lo que más me costó encontrar. Había visto estos zapatos hace años, pero llevaban mucho tiempo descatalogados. Por suerte, un mes antes de la boda los relanzaron. Fue un regalo de mi mejor amiga, no pudieron ser más especiales. Después me cambié a unas bailarinas de Alohas, quería ir lo más cómoda posible”.

“Wences escogió un chaqué clásico de Sastrería Hippie Crew, porque conocía a Carlos de cuando trabajaron juntos en Inditex. Eligió una camisa azul celeste que le quedaba perfecta y completó su look con un reloj Cartier, gemelos de Loewe y una corbata Hermès“.

“Los niños iban vestidos de Palpeca Kidwear. Sandra, que es un amor, me facilitó todo muchísimo. Juntas diseñamos una colección exclusiva para ellos, divertida y colorida. A las niñas, que adoran los tacones, ese día no podía ser distinto, y estaban felices.

“La boda fue en la iglesia Nuestra Señora de Consolación (Los Terceros) en Sevilla. Iban a restaurarla en junio, pero la Hermandad tuvo un detalle con nosotros y esperaron a que pasara nuestra boda para comenzar las obras. El coro Entreolivos fue precioso; mientras cantaban, rezaban por nosotros”.

“Para la celebración elegimos el Cortijo El Esparragal. Quería un lugar con aire andaluz, rodeado de naturaleza y donde pudiéramos pasar el fin de semana con nuestros invitados. El Esparragal fue perfecto: disfrutamos de una cena preciosa en el jardín y compartimos todo el fin de semana allí con amigos”.

“La decoración floral estuvo a cargo de Ángeles Bauzano, de The Flowers Workshop, una de mis floristas favoritas en Sevilla. Combinamos flores, frutas, candelabros, lazos y piezas de cerámica, desde vasijas pintadas por mí hasta composiciones florales llenas de fantasía”.

“Para las invitadas, preparé un regalo muy especial: anillos y broches de cerámica en forma de flor, hechos a mano por mí en nuestro estudio familiar, Ajuar Ceramics Studio. Quise regalarles las dos cosas que más paz me dan: la cerámica y las flores. La papelería la diseñe yo misma con la ayuda de mi amiga Cris. Creamos los meseros y la minuta en acuarela. Para el seating, utilicé una lona bordada de Continina”.

“El catering fue de Trevian Catering, el servicio propio de El Esparragal. Para el aperitivo, contamos con el grupo cubano Clave de Son“.

“Durante la fiesta, el grupo flamenco Al Son logró levantar a todo el mundo, incluso a los más norteños; han tocado en otros eventos familiares y, sin duda, para nosotros son los mejores. Cerró la noche Ale, el DJ de STAFFSOUND“.

“De las fotos se encargó Marylizrose. Además, mi amigo Andrés Jiménez, fotógrafo de moda, nos acompañó también en los preparativos. El vídeo nos lo hizo Mario, de GuedoFilms“.