La boda de María y Joaquín en la Costa Brava
«Joaquín y yo veraneamos en la Costa Brava. Fue ahí donde nos conocimos hace cinco veranos. Con la llegada del COVID, el confinamiento nos separó. Recuerdo como si fuera ayer, el día que nos volvimos a ver. Desde ese día, no nos hemos separado. Joaquín en mayo del año pasado decidió pedirme matrimonio en el mismo lugar donde nos habíamos conocido».
«Me preparé y arreglé con un camisón y bata de Dreaming Habits que me regaló mi madre y las alpargatas de Casilda se Casa en colaboración con Castañer».
El vestido que llevaba la novia era de Teresa Helbig. «Siempre tuve claro que con Teresa iba a acertar en la elección de mi vestido. Ella, su estilo y sus patrones siempre me han fascinado. Desde el primer día tuvimos una conexión especial. Mi madre también llevó un vestido suyo. Disfrutamos mucho del proceso en cada una de las visitas que hacíamos al atelier».
«Lo acompañaron dos broches, uno a cada lado que, junto con los pendientes que me había prestado mi suegra. ¡Fueron un puntazo! Eran unas joyas antiguas de la familia y me hizo mucha ilusión poder lucirlas el día de mi boda».
«El velo tuvo un significado muy especial para mí. Un mes antes, fui con mi abuela y con mi madrina, a verme vestida de novia, y mi abuela me dijo que su regalo iba a ser ese velo. Desgraciadamente falleció pocas semanas antes de la boda y decidí que tenía que ser especial, en su nombre».
«Con el ramo no podía ponerme algo muy grande ni muy llamativo, el vestido ya llevaba unas flores grandes en el cuello y fue entonces cuando apareció la idea del Muguet. Flor sencilla, elegante y muy de novia. No podía encajar mejor con el vestido. Fue idea de Montana, mi mayor descubrimiento del año, que hizo ese pequeño pero precioso ramo. Me encantó».
«Los zapatos fueron un flechazo a primera vista. Eran atrevidos, bajos y cómodos. Son de flordeasoka en colaboración a Teresa Helbig».
«Teníamos claro que nos queríamos casar en la Costa Brava. La ceremonia fue en el Monasterio de Sant Miquel de Fluvià, muy acogedor y no muy grande».
«Si algo teníamos claro es que nuestros sobrinos debían tener un gran protagonismo, les tenemos mucho cariño así que no solo queríamos que entraran en la iglesia, sino que también queríamos que entrasen con nosotros en el aperitivo. Lo hicimos con motos. Iban vestidos de Labubé, en tonos verdes y blancos, entonados con los tonos de la boda. El más pequeño, llevó los anillos en un aro de bordado que nos hizo nuestra cuñada, todo en la misma línea de la boda».
«La salida de la iglesia la hicimos con un Mini Moke de color rojo».
La celebración se hizo en el Molí De la Torre, cerca de Figueras. «He de reconocer que desde que vimos ese lugar, teníamos claro que queríamos casarnos ahí».
«Montana fue también, el encargado de toda la decoración de la boda, desde la iglesia, al aperitivo, el seating plan, la cena e incluso la fiesta. Ni en mis mejores sueños, me hubiera imaginado lo bonito que quedó todo. Es un artista».
Contaron con la ayuda de Rotundo lab como wedding planner.
El catering lo sirvió ASPIC. «La calidad, el servicio y la atención fue increíble».
«Para la decoración y menaje contamos con la Bóbila y Nuovi Piatti».
«Las minutas y los meseros los personalizó Hueco Studio. Queríamos que fueran de papel vegetal porque les daba un estilo antiguo como todo el menaje que habíamos escogido».
«Para la música nos acompañaron el grupo Los Amigos del Novio, que tocaron durante la fiesta. El DJ fue Gerardo Conesa que mantuvo la fiesta animada durante toda la noche. Una de mis amigas nos sorprendió con una canción en medio de la fiesta. ¡Fue un momentazo!».
DreamSound se encargó del sonido y la iluminación.
«En una de las visitas a Teresa Helbig, tuve un flechazo con el que fue mi segundo look para la fiesta. Era un mono blanco lleno de brillantes y lo vi perfecto para la ocasión».
Las fotos las hizo The Galaxy’s Edge, y para el vídeo contaron con Jordi Slow.