La boda de Valentina Garí y Guillermo en Barcelona I
La diseñadora Valentina Garí ha sido una de tantas novias que tuvieron que cambiar la fecha de su boda planeada para el 2020. Guillermo y ella se conocen desde siempre porque él es íntimo amigo de su hermano pequeño, «siempre ha habido bromas de que entre nosotros había algo. Pero los dos hemos sido siempre de relaciones largas y no habíamos coincidido nunca solteros», recuerdan. Hasta que, hace más de cinco años, a la vuelta de un viaje de desconexión en Brasil de Valentina, se encontraron en una discoteca de Barcelona y empezaron a salir.
En noviembre de 2019, «salimos en bici» y le pidió que se casara con él mientras hacían una parada en un mirador. Se casaron el pasado 18 de septiembre en una casa familiar a las afueras de Barcelona.
Del maquillaje y el peinado de Valentina, como me contaba en sus trucos de belleza preboda, se encargó el equipo de Hair Time. Previamente, preparó la piel en Dermik.
El vestido de novia lo diseñó Valentina y lo confeccionó solo dos semanas antes de la boda. Sencillo, con una seda fluida y el toque romántico se lo dio el bordado colocado en el bajo. «Me costó muchísimo encontrarlo porque ninguno me gustaba, pero fui a L´Arca y encontré una pieza que me robó el corazón aunque no tenían suficiente». Llamó a Inés Martín Alcalde para saber si, por casualidad, ella tenía algún retal del mismo bordado. «Me mandó todo lo que tenía y logré acabar mi vestido», me cuenta Valentina.
El velo era de Teresa Helbig y se lo dejó prestado su amiga Sandra, de la que también publiqué su boda, que lo llevó ese día hace siete años. «Me hacía especial ilusión llevar el mismo que mis amigas».
Elegir los zapatos no fueron tarea fácil, Valentina quería algo sutil y que pasara un poco desapercibido para que resaltara el bordado del bajo del vestido. Eligio unos de Chloé en color rosa nude.
Los pendientes los encargó en Leandra Studio, llevó también una pulsera de oro rosa de su abuela materna que le dio su madre un mes antes de la boda; un anillo de brillantes y esmeralda de su abuela paterna y el anillo de pedida que le regalaron sus suegros de Soler Cabot.
El ramo de flores lo hizo Pedro de Cayana Studio, «tenía claro que no quería algo convencional y, como no me veía cogiendo un ramo con la mano, se me ocurrió que Pedro lo trabajara dentro de un capazo, hizo una mezcla de un modo natural de flor silvestre junto con mi flor favorita, los tulipanes».
Los niños iban vestidos de Bitrix Kids y con canotiers de Moncollier decorados con cintas de restos de tejido de lino que tenía Valentina en su taller.
Toda la boda, ceremonia y celebración, fue en una casa familiar en la Ricarda (en la playa a veinte minutos de Barcelona). Está rodeada de bosque y un lago. De la decoración se encargó Pedro de Cayana Studio y, para la ceremonia, cubrieron balas de paja con distintos tejidos. Contaron con la ayuda de Clara Pascual de El Gallinero Events y Alex de A.M. Eventos, ambas amigas de Valentina, que «me ayudaron muchísimo en todo. Eficaces, resolutivas y con buen gusto, sin ellas hubiera sido imposible», asegura Valentina.
Toda la boda, ceremonia y celebración, fue en una casa familiar en la Ricarda (en la playa a veinte minutos de Barcelona). Está rodeada de bosque y un lago. De la decoración se encargó Pedro de Cayana Studio y, para la ceremonia, cubrieron balas de paja con distintos tejidos. Contaron con la ayuda de Clara Pascual de El Gallinero Events y Alex de A.M. Eventos, ambas amigas de Valentina, que «me ayudaron muchísimo en todo. Eficaces, resolutivas y con buen gusto, sin ellas hubiera sido imposible», asegura Valentina.
Guillermo llevaba una traje hecho a medida por Toni Bosser y estaba compuesto por una americana de lana-lino con una construcción ligera, forro a la inglesa y botones de troca; y pantalones cropped con pliegues delanteros con tejido de Solbiati y botones de nácar.
Las fotos son de Milena Güell de The Galaxy’s Edge y el vídeo Bebi Puigpey.
Sigue con La boda de Valentina Garí y Guillermo en Barcelona II.