Casilda se casa

La novia del vestido de bordado Richelieu

Me enamoré de este vestido de novia desde que lo vi en la cuenta de instagram de una amiga que tengo en común con los novios. Estoy feliz porque, aunque la pobre novia no quería nada de notoriedad, después de mucho insistir al final me ha cedido para publicar algunas fotos. Para más emoción, me cuenta que fue una boda organizada totalmente entre amigos, una cosa que siempre me ha parecido la fórmula de las bodas especiales.

© Iker Basterretxea

El proceso de creación del vestido me parece precioso tal y como me lo cuenta ella: «A partir de unas primeras cervezas y conversaciones buscando ideas e inspiraciones nos animamos a hacerlo entre amigas, lo diseñó María Campión con el asesoramiento de Elise Toledo. No sabíamos muy bien qué vestido íbamos a hacer pero sí sabíamos que queríamos que fuera utilizando tejidos con bordado Richelieu, un tipo de trabajo muy delicado que ya nadie hace a mano (aunque eso al principio no lo sabíamos), o por lo menos no conseguimos encontrar a alguien que quisiera hacerlo. Era un tipo de bordado que se utilizaba habitualmente en mantelería y ropa de cama, así que empezamos a recorrer mercados de Francia donde es fácil encontrar tejidos antiguos. Todo fue accidental, dimos con una sábana de un hilo maravilloso y al tiempo encontramos un mantel con bordado Richelieu. Ambas piezas eran de principios del XX y encajaban perfectamente; tenían el mismo gramaje de hilo natural, el mismo tono y ¡no estaban amarillas!. No hubo mucha técnica en el diseño, más bien matemáticas y mucha pericia de María para sacar el patrón según el dibujo que permitía la tela y buscando simetrías. Gracias a las ideas de Elise, que cada día venía con nuevas inspiraciones, dimos con el tipo de cuerpo y mangas. Una vez que tuvimos la toile, la pasamos a los tejidos y a las manos de Maite, que lo cosió con mucho cariño. Y, finalmente, encajamos todas las piezas, flores y alegrías en el vestido!».

La novia lo combinó de forma sencilla, con las joyas –pendientes y alianza– de su gran amiga Inés Susaeta. Hace cosas super especiales que me encantan.

© Iker Basterretxea

© Iker Basterretxea

© Iker Basterretxea

Las alianzas de los novios eran diferentes, la del novio de plata y ancha y la de la novia finita de oro con zafiros azules, a juego con los pendientes.

© Iker Basterretxea

© Iker Basterretxea

Los novios se dedican al marketing y producción de eventos, festivales, entre otras cosas, con su empresa Montañaclara y por tanto organizaron todo ellos con la ayuda de Victoria Rodríguez de Alegría Macarena, que es una productora encantadora, para poder estar liberados el día D. La familia del novio tiene una bodega en La Rioja alavesa, en un entorno precioso, así que fue fácil que todo resultara espectacular.

Todo lo demás lo hicieron muy sencillo pero bien hecho. Las flores las preparó la familia, con lo que cogieron del monte y del campo; comida sencilla pero productos top (el mejor jamón de Diego López, quesos navarros, vascos y asturianos, gazpacho y vichissoise, anchoas del cantábrico y corderos de Belorado asados en burduntxi por Karlos Ibarrondo). Los postres maravillosos que hicieron Isa y Niko de Abasotas fueron el colofón perfecto de la cena: lemon pie, tarta de chocolate y cheescake, brownies y carrot… ¡para todos los gustos!

Continúa la novia: «Carlos se encargó de que no faltara la cerveza, Bidassoa Basque Brewery, artesana y directa desde Irún, fundamental para sobrevivir a los 36 grados que hizo. Gabi y Mateus trajeron también sus vinos, además del de casa claro. Hubo txaranga, tocó la banda de gamberras Elena y la Verbena, pincharon todos nuestros amigos y no hubo nada que viniera de fuera. Todo lo hicimos nosotros, desde poner la mesa hasta limpiar las copas… Como hacer un cumpleaños en casa pero a lo grande…»

© Iker Basterretxea

© Iker Basterretxea

© Iker Basterretxea

Las fotos las hizo Roke (Iker Basterrretxea), que es como hermano para los novios. “Hay que tener en cuenta que nosotros pasábamos del rollo boda.

Todo fue hecho entre, y por, amigos y familia porque no podía ser de otra manera. Pero teniendo el sitio y dedicándonos a esto nos liamos la manta a la cabeza y, al final, nos salió una boda en toda regla… ”, recuerdan. A mi desde luego, me ha encantado.