La boda de Rocío y Óscar en Guadalajara
Rocío, la novia, me cuenta que conoció a Óscar trabajando en Deloitte. «La verdad es que a mí me encanta nuestra historia, porque la primera vez que le vi me volví loca ¡me pareció guapísimo! Era Navidad y simplemente le vi pasar con el novio de una amiga en común. Y escribí corriendo a mi amiga para preguntarle quién era y me encanta pensar que ahora estoy casada con el chico ese que vi pasar y que tanto me gustó desde el principio». Qué buen comienzo.
El vestido de novia lo hizo Flor Fuertes. «Consiguió lo que parecía impensable. Cuando la conocí lo único que tenía en la cabeza era mi obsesión por llevar botones –que finalmente bordó Victoria de by Luneville– y por estar favorecida siempre manteniendo que era una novia, que me casaba en la iglesia y que quería ir elegante. En las pruebas reconozco que me sentía rarísima, pero luego cuando llegó el día y me vestí, me encantó. Era yo, estaba elegante y sabía que cuándo entrara por la Iglesia a Óscar le iba a encantar»
Pía Muñoz ([email protected]) consiguió que la novia se sintiera muy cómoda, maquillándole súper natural y con los labios rojos porque siempre los lleva así. Lo mismo que consiguió Marisol de TresChouette con el moño bajo sencillo.
«Yo llevaba una sortija que era de mi bisabuela y que me dejó mi madre en el último momento, porque quería llevar algo de ella. A parte de la que me regaló Óscar, que es de Barcena».
Los pendientes que llevó la novia fueron regalo del padre de Óscar, de Barcena también.
Las sandalias fueron una idea que la novia encontró en este blog. Quiso darle importancia al vestido y escogió unas muy sencillas de Carolina Herrera con el detalle de que eran de pitón.
En esta boda hasta la elección del fotógrafo tiene una historia especial. Lo cuentan en el blog de Dos más en la mesa: «Mi relación con Rocío, comenzó hace unos cuantos años, en circunstancias muy distintas. Si no recuerdo mal, fue en el 2011 cuando nos subíamos a un avión los dos, camino a Meki, un pueblecito minúsculo de EtiopÍa donde ambos íbamos a hacer un voluntariado. Durante las siguientes semanas, Rocío, el resto de voluntarios y yo, apenas nos separamos». Por este viaje, muchas de las fotos de esta boda están inspiradas en la luz de esa ciudad de África que les unió.
Inés Urquijo se encargó de que todas las flores fueran espectaculares. Como la novia no quería rosas ni nada que se le pareciera en su ramo, Inés le puso nardos, en un guiño a su propia boda en la que ella los llevó y es un olor que siempre asociará a ese día. Fue un regalo de su amiga Belén que también le regaló los gemelos al novio.
Se casaron en la iglesia de San Mateo en Pozo de Guadalajara.
Javi, es el sobrino de la novia y fue su paje.
La celebración fue en la Finca Miralcampo (Azuqueca de Henares) con la decoración de Nuria, de Numat Eventos que dejó todo espectacular.
La novia le dio el ramo a su madre, «porque mis padres llevan 31 años casados y están ilusionados como si fuera el primer día. Para mí son un ejemplo a seguir», explica.
La novia le dio el ramo a su madre, «porque mis padres llevan 31 años casados y están ilusionados como si fuera el primer día. Para mí son un ejemplo a seguir», explica.
«En resumen queríamos una boda muy sencilla, pero elegante», me cuenta la novia. Y creo sin temor a equivocarme que lo consiguieron.
Otros posts relacionados:
-El vestido de novia de Flor Fuertes.
-La boda de Ana y Alex en Ciudad Real.
-La boda de Ana y Javi y Villaviciosa.