Casilda se casa

© LIVEN Photography

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Después de la ceremonia, todos los invitados se trasladaron a la finca El Campillo, que ha sido recientemente restaurada, donde se celebró un cóctel al aire libre aprovechando el buen tiempo que hizo a pesar de ser finales de octubre. Estuvo amenizado con la música en directo de Los Hermanos Domínguez ([email protected]).

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Toda la organización de la boda corrió a cargo de SR Event Plan, que llevó a cabo las ideas de la novia, «se involucraron al 100%», me cuenta. Toda la decoración, que me pareció preciosa –muy salvaje, muy original–, era de Elena Suarez & Co y el catering (de mis favoritos siempre) La Blonda. Puedo decir que todo salió perfecto.

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María Infante caligrafió todos los nombres de los invitados. Los menús llevaban un estampado que diseñó Inés, la novia.

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Después de comer, todos los invitados se trasladaron a la zona de la discoteca acompañados por la música de los Hermanos Domínguez que abrieron el baile tocando algunos temas, dando comienzo a una noche inolvidable. Siempre digo las bodas son divertidas si los novios lo son. En el caso de Piru e Inés quedó patente mi teoría, ellos no dejaron de bailar y de reirse y eso, además de todos los músicos y toda la organización, fue lo que realmente hizo el fiestón.

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La zona de la discoteca también estaba decorada por el equipo de Elena Suárez y emulaba a una selva. Comenzaron bailando el clásico vals de El Danubio Azuluna elección del padre de la novia.

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Como era el cumpleaños de Inés, Piru la sorprendió con una tarta con velas y una piñata con forma de bola de discoteca que estaba llena de confeti.

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Durante la noche se sucedieron diferentes actuaciones: unas cantantes de rockandroll –regalo del padre del novio– y unos tambores que acompañaban el ritmo del DJ Mickey Pavón Al final de la velada, Enrique, de Liven, les preparó un vídeo con fotos de la ceremonia y el aperitivo de la boda que montaron durante la comida. Nadie quería que se acabara.

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