Las mejores direcciones de boda en Barcelona 2017
El año pasado escribí ‘Las mejores direcciones de boda en Barcelona’ y hace unas semanas que he vuelto a viajar hasta allí he decidido ampliar esta pequeña guía pensando en todas aquellas que me leéisu os casáis por la zona. Como dije en aquel primer post, las bodas en Barcelona tienen un aire diferente, su propio estilo. Los novios no suelen llevar chaqué, las decoraciones son más atrevidas y se respira algo de relajado, de sol, de ‘cool sin pretenderlo’. La lista de direcciones con la que he vuelto está llena de talento y de buenas ideas:
-Emplazamiento. El motivo de mi viaje era asistir a una cena a la que me invitaron para conocer la Masía Ribas. Su Oragerie, como llaman a un invernadero que funciona como salón en invierno, es un sitio lleno de encanto que gana cuando se ilumina todo en el exterior al caer la noche. También tienen El bosque, un lugar que deja libertad para imaginar cualquier tipo de evento. Pero lo mejor de todo es Elisabet, su dueña, un ejemplo de profesionalidad y calidez, que me hizo sentir como en casa y que estoy convencida de que logra lo mismo con todos los novios que pasan por allí.
En el evento también colaboraron en la organización Detallerie, el catering Esther Conde, mobiliario La Bóbila e iluminación y sonido Soundworks.
-Mobiliario. Durante la cena me reí mucho con Inés Batlló de Options, una empresa con más de 30 años y 21 delegaciones en el mundo, dedicadas a la organización, coordinación y diseño de eventos. Todo lo que necesites o sueñes para tu boda ellos lo tienen o si no lo crean y te permiten alquilarlo. Son los mejores sin duda.
-Música. Descubrí a Mel Semé porque actuó durante la ceremonia de la boda de Alejandra y Jorge en Artíes y esta vez, tuve la suerte de escucharle tocar en directo. Es una delicia su voz y él es carismático y adorable. Si no os casáis, también podéis disfrutar de su música en GreenSpot donde toca los jueves. Yo me lo traería a Madrid a cualquier evento porque cambia el ambiente a la primera nota.
-Accesorios. En el anterior post que escribí sobre Barcelona ya os hablé del L’ Arca, la mítica tienda vintage del Gótico, pero no os hablé de Nina y Carmina, las dueñas, con las que tuve el placer de comer esta vez en un sushi estupendo llamado Kak Koy y compartir preocupaciones y curiosidades del mundo de las novias. Son estupendas y la visita a su ‘taller-viaje-en-el-tiempo’ debería estar en todas las guías turísticas.
-Tratamiento de belleza/ Despedida de soltera. El sitio por excelencia es el spa Cowshed relax del recientemente inaugurado Soho House Barcelona. No hace falta ser socio para probar, como hice yo, su facial de luminosidad con productos de Skinceuticals o una manicura o pedicura de una hora. Sus spas nacieron en el Reino Unido hace ya 23 años y es una maravilla el cuidado con que hacen todo. La decoración con aires vintage hace que, más que un salón de belleza, parezca el de una casa y la piscina interior climatizada con tumbonas de almohadones de flores un lugar para quedarse a vivir.
-Invitadas. Creo haberos hablado cientos de veces de Valentina Garí, una diseñadora de mi edad que lleva ya unos años sacando pequeñas colecciones en las que va perfeccionando su patronaje y la calidad de sus tejidos en cada una. De esta última yo lo quiero todo, aunque en realidad me viene pasando eso desde hace tiempo. Lo mejor de ella es que piensa en su armario y en sus amigas a la hora de diseñar y eso convierte sus colecciones en un repertorio de prendas sencillas y perfectas. Para invitadas lo borda.
-Niños. Me encanta la marca que ha creado la madrileña Sancha Foncillas llamada Trixi Kids. Huye de volantes y cursiladas y consigue niños cómodos, sencillos pero ideales.
-Flores. Descubrí que ‘hay vida en Barcelona’ más allá de mis adorados Bornay y Manuela de Gang and the Wool (con la que tuve la suerte de desayunar el otro día en Monument Hotel donde trabaja desde hace un año). En este viaje he descubierto el talento de Tavola que pusieron las flores de la mesa en Masía Ribas y quedó así de bonito.
-Vestidos de novia. De las personas que más ilusión me ha hecho conocer en este viaje ha sido la diseñadora Teresa Helbig que me recibió en su alucinante taller mostrándose en toda su esencia. «La Helbig es que es muy fuerte», decía su pareja Chema que trabaja con ella, y no habría forma de describirla mejor. Me haría el vestido de novia con ella, no solo porque su universo y sus telas son una maravilla, sino porque además imagino los pitis y las risas que nos echaríamos y casi me entran ganas de casarme.
Después de estos días allí, estoy deseando volver. Todavía me dejé por visitar el nuevo espacio de Bornay, del que os hablé en este post. Espero hacerlo pronto
Otros artículos relacionados: