La boda de Sol y Álvaro en Zarautz
Sol, se marchó huyendo de Madrid a los 19 años y volvió, para quedarse, a los 36. Entre medias, ha vivido en Baqueira, Ibiza, Australia, Zarautz y Barcelona. Ha sido camarera, dependienta, profesora de esquí de guardería, ha estudiado Cordón Bleu en Sydney, ha sido azafata de vuelo, encargada de una escuela de surf y profesora de Pilates dentro y fuera del agua… y al final, «quien me lo iba a decir a mí, he terminado en Madrid», se ríe.
Álvaro es amigo de su mejor amiga de Madrid, de hecho habían coincidido en su boda hace 10 años, aunque ni se vieron, cuando de verdad se conocieron fue un día montando en bici hace casi dos años en Madrid, y hasta hoy. Se casaron el pasado 2 de julio por la mañana en Zarautz.
A Sol le peinó y maquilló Amaia Ruiz, de amaiamakeup.
Cuando se puso a pensar en el tema del vestido de novia se dio cuenta de que tenía un problema: no le gustaban los vestidos de novia y no se veía con 38 años vestida de princesa. Lo primero que hizo fue sacar el de su madre y probárselo, le cabía pero no podía moverse. «No sé por qué las madres siempre fueron más delgadas…».
«Toda la vida, de pequeñas, al ver las fotos de la boda de mi madre, no entendíamos por qué no se había casado con un vestido blanco de «novia de verdad». Se lo hizo una modista que iba a coser a su casa, había venido de París y había visto telas como las del vestido y no sé cómo convenció a mi abuela y a mi madre. Es muy sorprendente porque mi madre siempre ha sido muy tradicional. Al final yo hice lo mismo. Una costurera llamada Gela me lo adaptó.
El ramo era de Sally Hambleton.
Como el vestido era heredado, Sol pensó en llevar algo que la diferenciara de cómo lo había llevado su madre. «Encontré a las chicas de Suma Cruz en Instagram y lo dejé en sus manos. Me hicieron una corona preciosa. Decidí ir velada porque me parece muy romántico y porque el vestido era un poco corto y muy sencillo y así parecía más de novia. ¡Al final me lancé a por el pack de novia al completo!<
«Nos casamos en Zarautz porque es el lugar en el que yo me siento más en casa. He pasado allí todos los veranos de mi vida y mis padres también. Es donde he vivido todos mis recuerdos más bonitos y donde decidí vivir siete años de mi vida. La ceremonia fue en la parroquia de Santa María la Real».
No hay nada más mono que un niño vestido de ‘caserito’, el traje típico del País Vasco. «Fue lo primero que compré en una escapada a Zarautz con Álvaro. Tengo un montón de sobrinos que quiero más que a nada en el mundo y quería que tuvieran un papel y un recuerdo maravilloso de ese día. La tienda se llama Trikote y está frente al ayuntamiento en Zarautz».
La celebración fue en el Real Golf Club de Zarautz, donde Sol ha pasado muchas tardes de verano. «Es un lugar precioso al borde del mar, donde no suelen hacer demasiadas bodas. Carmen se encarga de toda la comida y la verdad que se volcó con mi boda y lo hizo todo de 10. No quería la boda clásica con una comida interminable en una mesa de la que no te puedes escapar, así que fue todo cóctel, muy sencillo y muy de allí: pintxos, parrillas con chuleta y rape, marmitako, etc…»
Necesitaba que alguien se encargara de decorar y organizar un poco la celebración. No conocía a nadie en el mundo bodas, así que Piluca Hueso de Ruevintage74 me recomendó a La Colombine. La verdad es que no pudieron hacerlo más bonito, y sobre todo la tranquilidad y el peso que me quité de encima al dejarlo todo en sus manos y poder disfrutar de mi boda al 100% sin tener que preocuparme por nada, fue lo mejor.
De recena trajimos los mejores bocadillos del mundo del mejor sitio de bocadillos del mundo San Francisco 33 en Zarautz.
Las fotos son de Ingrid Ribas. El vídeo de Igor Bellido.
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