Casilda se casa

La boda de Cristina y Philipp en Candeleda

En cuanto vi una foto de Cristina vestida de novia me acordé de una imagen de un editorial de Vogue USA de Keira Knightley en África que publiqué en 2008 en el blog. Es de esas imágenes que se quedan en la retina, o en una carpeta guardadas, y que, cuando piensas en elegir vestido de novia, te vienen a la mente. Pasa igual que con el vestido de María Antonieta o el de Historias de Filadelfia, se convirtieron en iconos de novia sin serlo.

Contacté con Cristina y efectivamente: cuando fue al taller de Lorenzo Caprile tenía esa imagen en mente. «A mí los trajes de novia me gustan en las demás pero a mí me costaba mucho verme…Al pobre Lorenzo le dije que no quería encaje, ni bordados, ni tules, ni pedrerías, ni velo… ¡Casi le da algo! Pero como es un genio, le enseñé la foto de la falda, que era lo único que, como novia, me apetecía y a partir de ahí diseñó todo lo demás. Solo la falda llevaba 100 metros de batista, así que pesaba mucho. Después del vals me la quité y me quedé con un traje blanco sencillo, perfecto para bailar. El cinturón lo compró mi madre en un anticuario en El Rastro, expresamente para la boda. Me lo puse tanto con la falda como con el traje de después». Una elección perfecta para un destino imponente como es Candeleda, en Ávila, con Gredos de fondo, el lugar que eligieron Philipp y ella para casarse.

Lorenzo me explica como hizo el vestido: «era una enagua victoriana parecida a alguna de esas faldas con mucho volumen y algo de polisón, de finales de los años 60 del siglo XIX, me ha tocado enfrentarme a ellas en alguno de mis montajes teatrales. Con Cristina utilizamos muchas técnicas que uso en el teatro: decoloración; varios procesos de teñido, para unificar los tres tipos de batista de algodón de los volantitos; engomado , para lograr esa textura tan especial… en fin, un proceso apasionante que hemos disfrutado todos los del taller».

Del maquillaje y pelo se ocupó Álvaro Talayero ([email protected]) del que os he hablado en más de una ocasión porque trabaja como nadie. Ideó una coleta con trenzas sencilla con la que Cristina estaba muy favorecida. Álvaro acaba de inaugurar un beauty bar en Mimoki en el que ya podéis reservar cita para asesoría de maquillaje y peinados de novia e invitada.

Las flores fueron de Inés Urquijo, a la que os animo a empezar a seguir en redes sociales porque tiene muy buenas ideas. El ramo de Cristina me encanta.

Los niños llevaban unos vestidos de inspiración alemana en honor al novio y a su familia. Compraron las telas la novia y su madre y los confeccionó una modista.

Se casaron en la iglesia Nuestra Señora de la Asunción de Candeleda. Cuidaron hasta el último detalle: «Entré en la iglesia con una canción de Master and Commander que interpretó el coro Favola In Musica de Walter Leonard», recuerda la novia.

La celebración fue en una casa familiar de la novia cerca de Candeleda. El catering fue La Cococha y de la iluminación y la decoración se ocuparon la novia y su madre.

«Bailamos el vals El Danubio Azul, cortesía del lado alemán y el DJ fue Borja de Hey Mickey! que lo pedimos siempre en mi grupo de amigas porque es un genio», me cuenta Cristina.

Todas las fotos son de Dondeestalanovia.com, la empresa donde trabajan Sofía Wittert y su colaboradora Tania Castellanos que no conocía y me parece un gran descubrimiento. Desde luego las de Cristina y Philipp son preciosas.

Como detalle especial, me encantaron las invitaciones de Weddink que diseñaron juntas la novia y esta empresa que recomiendo 100%.