Casilda se casa

La boda de Isée e Iñigo en París I

Descubrí por casualidad, en el perfil de Nousnousphoto en Instagram, este tremendo fotón y, en seguida, escribí a su autor Carlos Ferreira para preguntar de dónde procedía ¿era una producción? ¿era una boda real?. Me contestó encantador: «fue una boda que hice ayer en París. A lo mejor te dejan publicarla los novios».

No solo me han dejado sus fotos, sino que han sido encantadores contándome todo el proceso de organización. Ella es de París, pero se fue a trabajar a La Coruña hace cuatro años como diseñadora en Inditex donde Iñigo llevaba ya nueve años como Fashion Producer. Se conocieron en una fiesta de cumpleaños; el año pasado se casaron por el rito tradicional japonés en Nagoya, ya que la madre de Isée es de allí, «fue una experiencia preciosa»; y decidieron organizar la boda oficial el siguiente verano en París. «Aunque no contábamos con que sería un año tan difícil pero nos sentimos muy afortunados y agradecidos de haberlo podido hacer realidad», asegura la novia.

Fue una ceremonia civil en el Hotel de Ville (ayuntamiento) de Boulogne-Billancourt, el barrio donde ha crecido la novia. Un edificio Art Decó.

Siempre había tenido claro que el vestido de novia se lo haría su madre por su profesión como patronista. «Yo diseñé el vestido con la idea de que fuera sencillo y corto, pero con detalles trabajados como el escote que dejaba ver la clavícula; la espalda con nudos o los pliegues asimétricos de la falda», me cuenta Isée. Empezaron el trabajo a distancia hasta junio que la novia pudo viajar a París para probárselo por primera vez y seleccionar el tejido con su madre en el Marché Saint-Pierre.

Utilizaron un satén de algodón porque quería mantener un diseño sencillo en un tejido con cuerpo y con un brillo sutil. Debido a las limitaciones de movimiento entre países, no fue hasta la semana antes de la boda cuando montaron el vestido. Isée me cuenta que, en un primer momento, la idea era forrar la falda con tul, pero finalmente decidieron no utilizarlo y lo reconvirtieron en un velo inspirado en los años 20.

Además, llevó unos zapatos de Staud «que tenía fichados desde hacía mucho tiempo, me parecían divertidos y elegantes a la vez por ser en negro».

Los pendientes con perlas de agua dulce estaban hechos a manos y eran de Annele, es una marca de Londres que la novia descubrió a través de Instagram durante el confinamiento. También llevaba la alianza de su abuela; el anillo de pedida que era de Pascale Monvoisin; y un anillo de Claddagh igual que Iñigo. Además, ambos llevaban las alianzas de casados desde que celebraron la boda japonesa y las intercambiaron de nuevo ese día.

Isée se peinó y maquilló ella misma. «Mi peluquera de confianza de Loida en La Coruña me enseñó a hacerme la idea de recogido que tenía para este día», recuerda la novia.

Iñigo llevó una blazer de lana de la mítica tienda vintage TGV Paris; los pantalones estaban hechos a medida por su costurera de confianza en La Coruña; la camisa era de Brioni; y el pañuelo de seda lo encontró unos días antes en una tienda vintage llamada Espace Killiwatch Paris.

En un principio, Isée no quería llevar ramo, pero sí le apetecía un bolso. «Cuando ví el Mini Bisset de Staud, me vino la idea de meterle flores de colores que fueron de Masami, de Plein Air«.

Debido a estos meses de cambios constantes, los novios tuvieron que elegir otro emplazamiento un mes antes de la boda. «Pero gracias a esto, pudimos encontrar este maravilloso lugar: L’Orangerie du Château de Breteuil un castillo del s.XVII con invernadero».

Continuará…