La boda de Beth y Javier en Barcelona
En cuanto vi las fotos de la boda de Beth Puig-Doria (creadora de la firma de bolsos y complementos Boria&Coria) me puse en contacto con ella a través de una amiga que tenemos en común. Me cuenta que Javi y ella se conocieron en Madrid gracias un amigo. «Lo vi y fue como un flechazo; dos semanas más tarde se presentó por sorpresa en Barcelona y desde ahí no nos hemos separado».
Casi tres años después, se casaron, el pasado mes de septiembre en Santa María Reina de Pedralbes (mi iglesia favorita de Barcelona), después de una preboda el viernes en Red Fish.
La familia de Beth creó la emblemática Joyería Puig-Doria hace más de 70 años por lo que ella, como diseñadora de vocación y profesión, «sabía perfectamente qué piezas llevaría el día de la boda. Meses antes de que nos comprometiéramos, ya tenía los pendientes pensados y dibujados aunque nunca se lo dije a nadie hasta que nos prometimos y enseñé el dibujo a mi padre y hermana».
«Todas las piezas que llevé en mi boda tenían un recuerdo y un sentimiento muy especial para mí», cuenta la novia. «Recuerdo una frase que siempre me decía mi abuelo paterno en la joyería cuando era pequeña: “Beth, una joya es un sentimiento, un valor para el recuerdo. Y siempre hay un momento especial para regalar una pieza así”».
Para la iglesia, Beth eligió unos pendientes de diamantes de talla brillante que le dejó su hermana Cris; el anillo que le regalaron sus suegros en la pedida (un solitario de talla coushion con dos diamantes talla perilla a los lados que diseñaron entre su padre, Javi y sus suegros); y un anillo muy importante para la novia porque lo compró su abuela materna antes de fallecer y que su abuelo le regaló antes de la boda (un solitario con una esmeralda talla brillante y diamantes). Para la cena llevó los pendientes que ella misma había diseñado y que fue un regalo de sus padres por la boda.
Javi, el novio, llevó un chaqué clásico de Scalpers y una corbata de Carolina Herrera que le regaló Beth unos días antes de la boda. También, el reloj de la pedida y unos gemelos con sus iniciales que diseñó la novia.
El espectacular vestido de Beth fue un diseño de Santos Costura, «desde el primer momento tenía muy claro cómo sería», asegura la novia. Buscaba algo atrevido, exclusivo y romántico así que llegó al taller con inspiraciones de mangas con volumen. «Sabía que no “llevaría un vestido típico”, pero no fue hasta casi las últimas pruebas que decidimos hacer las mangas en organza natural para que tuviera contraste con el crep del cuerpo. A partir de esa idea surgieron “las alas” que iban en la parte trasera y delantera del vestido como un chaleco.
«Me involucré al 100% en cada detalle del vestido y siempre iba acompañada de mi hermana y mi madre que son quienes mejor me conocen para darme los mejores consejos». Además, llevó un velo mantilla de hace más de 100 años que le dejó la familia de Javi y que se colocó como si fuera una capa. «Era un choque clásico y moderno que me chifló».
Los sobrinos de los novios iban vestidos de Bitrix Kids, la firma de ropa infantil de Sancha, amiga de Beth. «Como eran todo chicos, le pedí a mi prima pequeña que me hiciera de dama de honor y entró en la iglesia detrás de mí» con un vestido de Labubé y un sombrero de Boria&Coria con una cinta de terciopelo a juego de los zapatos y del ramo de la novia.
El momento de entrada en la ceremonia fue muy emotivo, contaron con el coro Sentmenat. Para la entrada del novio sonó Gabriel´s Oboe y para la de la novia, Caresse sur l´Ocean.
El ramo, así como toda la decoración floral de la boda, fue de Singular Envit.
Beth y su hermana, han estado desde pequeñas muy vinculadas al negocio familiar de la joyería y, ahora «compartimos un nuevo sueño: Boria&Coria«, una firma de marroquinería que fundaron hace cinco años como «una forma de crear y una manera de entender la vida aplicada al diseño, disfrutando del viaje, de cada instante y de cada puntada». Cuentan con productos de piel de la más alta calidad hechos a mano por artesanos españoles.
Para el maquillaje y peinado, «no lo dudé ni un segundo y me dejé caer en las manos de Hair Time, solo ellos saben a la perfección lo que me gusta porque me conocen desde hace quince años». Beth llevó un moño de bailarina bajo y optó por tonos muy cálidos para el maquillaje.
Beth y Javier viven en Bilbao, pero decidieron celebrar la boda en Barcelona, de donde es la novia. Y, al tener muchos invitados de fuera, buscaron un lugar céntrico en la ciudad. «Hace unos años me invitaron a una fiesta en la Universidad de Barcelona y me enamoré».
Allí fue la cena y la fiesta posterior. «Un entorno ajardinado con unos claustros espectaculares y súper románticos y, lo mejor, la sala Paraninfo donde montaron las mesas».
Los novios y su familia se encargaron de toda la organización de la boda, «antes de lanzarme al mundo de la moda como diseñadora de mi propia firma de bolsos y de joyas, trabajé entre Londres y Barcelona en una agencia de Publicidad, por lo que tenía experiencia organizando eventos. Aun así, organizar tu propia boda es algo muy laborioso pero súper especial», asegura Beth. Viviendo fuera, agradece muchísimo la ayuda de su madre. «Conseguimos un gran resultado entre todo el equipo de proveedores».
El catering lo sirvió Laura Pi de Le Chef y para la decoración de la mesa y mobiliario contaron con Options. «Fuimos al showroom y escogimos cada detalle: las sillas de hierro forjado negro; los bajo platos negro brillantes; las copas talladas en plata a juego con los platos; los candelabros de plata con velas para darle un toque parisino-imperial en el interior del comedor».
«Nos esforzamos mucho por cuidar todos los detalles al máximo, queríamos que fuera una boda súper animada». Para las mesas de los jóvenes, organizaron un kit de «Presidencia» con pruebas: uno de la mesa era el responsable de animar al resto para que no decayera el ambiente en ningún momento. Para romper el hielo, «repartimos entre los solteros un tarjetón con un dibujo de un animal y tenían que buscar la pareja después de la cena». Además, regalaron una pulsera con iniciales, que también diseño Beth, a todas las invitadas como recuerdo.
Antes del postre, Beth y Javier, entraron con bengalas mientras sonaba Scream. Los camareros iban detrás con bandejas de Jagermeister y la canción El ritmo de la noche de fondo.
El Dj durante la fiesta final fue Jordi Ruz de Beso de Formentera.
Todas las fotos son de Padilla Rigau y el vídeo de Ensu.