La boda de Elvira y Jaime en Cáceres
Elvira y Jaime se conocieron hace ocho años. «Nos presentó el que ahora es mi cuñado, Guille Dávila, en unas copas en casa de mi hermana. Ahí, según Jaime, ya se fijó en mí…», cuenta Elvira. Pasó el tiempo y se volvieron a encontrar. «Fue entonces donde Guille obró su magia y sacó sus mejores cualidades de celestino una noche de verano en Madrid. Acabamos cenando pizza a las ocho de la madrugada en un bar donde empezó todo». Cinco años más tarde, en un viaje a San Petersburgo, Jaime le pidió que se casara con él.
Decidieron que sería en la finca familiar de la novia en Cáceres. La novia se arregló en casa vestida con una bata de Esmarfiles que le regalaron sus amigas. La maquilló y peinó Silvia Pellissa, «mi íntima amiga a la que conocí cuando trabajaba en L’Oreal. Me senté y dejé que ella decidiera cómo iba a ser todo».
«Tengo el pelo muy rizado y, en un inicio, pensaba llevar un moño bajo despeinado. En el último momento, cambiamos de idea y acabé con una coleta con ondas que me encantó», recuerda la novia. Terminó el peinado con un collar estilo Art Decó que su madre compró en un anticuario en París. «Las dos tenemos una obsesión con las joyas de bichitos».
Las joyas que Elvira llevó fueron surgiendo de una forma bastante aleatoria. Los pendientes de libélulas los compró las Navidades pasadas en la Feria de la Almoneda. «Hay un anticuario de Pamplona, Agurcho Iruretagoyena, que va siempre y nos encanta».
Llevó también varios anillos: el de pedida que le regaló Jaime, con un aguamarina, de Aguayo; el solitario con el que le pidió matrimonio; y uno en el meñique que era de su abuela y nunca se quita.
«Para el vestido, tenía claro que necesitaba encontrar a alguien que me entendiera y que fuese capaz de captar cómo soy». Fue un diseño de Flor Fuertes, «estuve un buen rato hablando con ella, pero desde el primer momento creo que las dos visualizamos un vestido, que ha sido el que he llevado finalmente», cuenta Elvira.
«Tenía muchas ganas de que fuera un vestido poco evidente y con muchos detalles. La tela era una seda salvaje de aspecto un poco rústico que nos encantaba a las dos». Flor combinó esa seda con un satén que llevaba como primera capa del vestido. Y las mangas era muy especiales: en los hombros bordó unos encajes de un mantel antiguo y los puños simulaban los de una camisa con volumen junto con el detalle de unos botones que parecían unos gemelos.
Como zapatos, se puso unos de Miu Miu que le regaló su madre.
Elvira no tenía claro si quería ir velada o no, pero se probó el velo en el taller de Flor y le impactó el resultado.
El ramo fue una sorpresa de Inés Urquijo. «Me encanta y siempre he seguido su trabajo». La novia quería que pareciese un ramo con flores recién cogidas del campo y en tonos otoñales.
Elvira asegura que «la ceremonia fue especialmente bonita y emotiva porque nos casó el hermano de Jaime. Todo fue muy cercano y muy especial». Se casaron en la Ermita de Nuestra Señora la Blanca, en Pasarón de la Vera (Cáceres). Inés Urquijo también se encargó de la decoración y creó un pequeño bosque con ramas y flores.
Los niños de las arras eran sobrinos de la novia e iban vestidos de Labubé.
Después de la misa, se trasladaron a una finca familiar cerca de Collado de la Vera.
Toda la organización de la boda estuvo coordinada por el equipo de A-típica, «son las mejores y cuidan hasta el más mínimo detalle», dice Elvira. Para las mesas, combinaron manteles estampados con platos de una vajilla antigua y cada uno era totalmente diferente.
La temática de bichos en la papelería se debe a que Edu, el hermano Elvira, es bioquímico e hizo un listado de cuarenta bichos que se pueden encontrar en la zona de Extremadura, cada uno de ellos con su nombre científico en latín. Andrea Sacchi dibujó cada uno.
El catering lo sirvió La Blonda que primero organizó un aperitivo largo con puesto de gildas, patatas bravas y chacinas. En la cena tomaron salmorejo con burrata de primero y roastbeef de solomillo de segundo.
Elvira abrió el baile con su padre y después bailó con Jaime la canción Only you de Yazoo.
Para animar la fiesta, los novios tuvieron claro desde el principio que querían a Adrián Lozano. «Le conocemos de toda la vida y es el DJ más animado que conozco. Estuvo pinchando desde las 12.00pm hasta las 06.00am sin parar. ¡Fue lo más!», recuerda Elvira.
Todas las fotografías son de Retrato de un Instante y el vídeo de Marmellata Films.
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