La boda de Victoria y Álvaro en El Escorial
«Vivíamos al lado en Madrid, pero no nos dimos cuenta hasta que nos conocimos en Ávila hace seis años por unos amigos en común», cuenta la novia. «Desde entonces se convirtió en mi mejor amigo y empezamos a hacer cada vez más planes juntos, nos dimos cuenta de que nos gustábamos y empezamos a salir». Álvaro le regaló un viaje a Baqueira y le pidió que se casara con él después de una ruta en con perros en trineo.
Victoria se preparó en casa de sus padres. Del maquillaje se encargó Kley Kafe y del peinado Jesús de Paula. «Tenía claro que quería un moño de bailarina sencillo». Como joyas, la novia llevó el anillo de pedida que le regaló Álvaro y unos pendientes de diamantes, regalo de su madre.
El vestido de Victoria lo diseñó Romancera. «Tamara me ha parecido una artista. El día que fui a su taller, vi sus telas, los diseños que ya tenía confeccionados y me enamoré», reconoce la novia que, cuando Tamara le enseñó una propuesta, canceló el resto de citas que tenía.
Los zapatos que llevó fueron unas sandalias de Chanel.
El ramo era una creación de Inés Urquijo.
La hermana y la madre de Victoria fueron vestidas por Fernando Claro y con tocados de Conchitta.
La ceremonia fue en la Basílica del Monasterio del Escorial. «Desde pequeña me quise casar allí porque iba a veces a comer con mis abuelos los domingos». Intervino el coro de los niños de La Escolanía del Escorial.
El novio llevaba un chaqué y corbata de Anglomanía, zapatos de Bow Tie y el regalo de pedida de Victoria: un reloj de Rolex.
Después de la ceremonia, lo celebraron en la Finca El Campillo. «Tuvimos muchísima suerte con el tiempo porque «el veranillo de San Miguel» nunca defrauda. Le daría un diez a Cristina, Ana y María que se encargaron de que todo estuviese perfectamente coordinado», cuenta Victoria.
De la papelería la diseñó María Muñoz de Fernando que hizo a mano cada uno de los nombres, unas láminas en acuarela de los abuelos de la novia que no podían estar en la boda y frases para cada mesa. El catering lo sirvió también El Campillo que colocaron un puesto de atún rojo espectacular que «es la especialidad de este catering».
Victoria, la novia, cuenta que desde hace tiempo ha querido empezar un proyecto de wedding planner «y me pareció que mi boda era el mejor reto para empezar». Así que de la decoración y detalles de la boda se encargó ella. «Quería una decoración otoñal, pero que a la vez tuviese bastante flor». Colocaron granadas y centros altos con la ayuda de Aquilea.
Para el inicio de la fiesta, contaron con la actuación en directo de Mirko que toca música pop-rock de los 80-90.
Victoria y Álvaro bailaron (Just Like) Starting Over de John Lennon. Durante la fiesta, sorprendieron a los invitados con un puesto de Manolitos y chuches. Además, hubo receta, churros con chocolate y jamón y cecina de Ibéricos Montelacasa.
Después, Kike Verdeal «hicieron que no parásemos de bailar hasta el final de la boda ni un segundo. Y el montaje que pusieron tipo circunferencia fue brutal». Para sorprender a los invitados animar la fiesta con un zancudo y dos bailarines led de Saturnalia.
Las fotografías son de Bibiana Fierro y el vídeo de Liven Photography.
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