La boda de Belén y Javier en Las Margas
Belén y Javier se conocieron hace tres años en una barbacoa que un amigo de él organiza todos los años. «Me pidió mi número; quedamos para tomarnos una caña por primera vez un viernes; fuimos a cenar ,y sin darnos cuenta, pasamos de buscar una excusa para quedar a dar por supuesto que Javier me recogía el martes al salir de trabajar y nos íbamos a cenar», recuerda la novia.
Un sitio muy especial para Belén y Javier es una casita en el campo a la que suelen ir casi todos los fines de semana, y fue allí donde le pidió que se casara con él la noche de San Juan. «La gente que de verdad conoce a Javi sabe que es una persona muy especial y yo llevo y literalmente tres años con la sensación de que me ha tocado la lotería».
El día de la boda, Belén escogió para peluquería y maquillaje a María Baras y todo el equipo de Salón Cheska. «Son muy buenas amigas nuestras y nos hicieron el favorazo de venir hasta Segovia. No pude tener más suerte porque que ellas se encargaran de todo me daba una tranquilidad tremenda», cuenta la novia.
El ramo era de Elena Suárez y se lo regaló una amiga. Belén quería algo muy de campo, con olivo, margaritas y lavanda, la flor favorita de la novia. «Uno de los momentos más bonitos fue cuando Alejo, uno de los mejores amigos de Javi, me trajo el ramo a la habitación y me leyó un poema. Yo soy catalana y conocía esa tradición, pero nunca me imaginé que ellos fueran a hacerlo y no sabéis qué emocionante y bonito fue ese momento», asegura Belén.
Belén asegura que una de las cosas más especiales de los preparativos fue su vestido. «Siempre había querido utilizar el vestido de novia de mi madre, el más bonito del mundo, según lo describía mi padre». Se lo llevó a Inés Martín Alcalde para ver qué se le ocurría y «le encantó la idea; me hizo un vestido precioso, muy sencillo como yo quería, pero a la vez muy especial, reutilizando el cuello y los puños de encaje y pedrería antiguos del vestido de mi madre».
Los zapatos fueron un regalo de la madre de la novia, las sandalias Tribute de YSL en color gris.
«Como joyas llevé el anillo de Ansorena con el que Javier me pidió que me casara con él; la sortija de ónix y diamantes, regalo de sus padres en la pedida, de Javier Gómez Zuloaga (629 289 105/915 595 556); y unos pendientes de mi bisabuela que me regaló mi madrina cuando me gradué».
Los niños que llevaron las arras iban con conjuntos de Marta Ussía.
«Queríamos un sitio en el campo, no nos apetecía una iglesia en pleno Madrid. En cuanto vimos Las Margas y la posibilidad de casarnos en una ermita en mitad del campo, no nos hizo falta ver nada más, decidimos que eso era exactamente lo que buscábamos».
Tanto la decoración de la Iglesia como la de la finca fue de Elena Suárez. Durante la ceremonia, cantó la prima de la novia que «tiene una voz espectacular y la acompañaba su novio con un piano», recuerda Belén.
El equipo de Algo Prestado se encargó de la coordinación para que todo saliera perfecto. «Absolutamente todo de ese día fue increíble, mirara donde mirara sólo veía gente que me hacía sonreír. Somos unos afortunados porque tenemos unas familias y amigos espectaculares y la gente se volcó con nosotros e hicieron que todo saliera incluso mejor de cómo lo habíamos soñado», recuerda Belén.
«Javier es un loco del golf y yo me ha aficionado bastante», confiesa la novia. El día antes de la boda organizaron un campeonato de golf y los meseros eran los logos de todos los campos donde han jugado o quieren jugar juntos dibujados por Belén. El catering fue el Mentidero De la Villa.
Para la fiesta contaron con Hey Mickey, «sabíamos que era apuesta segura y no nos decepcionó porque fue un fiestón».
Todas las fotos y el vídeo son de Liven Photography.
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