Casilda se casa

La pedida de María y Pablo en Federica&Co

María y Pablo viven en Londres. Decidieron celebrar su pedida de mano –esa tradición española en la que los novios congregan a sus familias y se suelen regalar un reloj y un anillo– en el norte de España, concretamente en Federica&Co. Eligieron Cantabria en memoria de la madre de Pablo. Todos los años la familia se reúne allí para celebrar el día de las Palomas (por su madre) y por eso hicieron coincidir la pedida con esa fiesta.

«Yo seguía a Federica por Instagram y había estado en su tienda de Madrid. Su casa de Novales no estaba exactamente en el mismo pueblo donde tiene la casa la familia de Pablo pero no estaba lejos, así que decidí enviarle un email para pedirle que me echase un cable. Le conté nuestra historia y la razón por la que queríamos celebrar allí nuestra pedida. Ella se volcó desde el minuto cero. Me dijo que no había hecho ninguna pedida pero que le hacía muchísima ilusión. Fuimos 18 adultos y 11 niños», explica la novia. «Alquilamos la casa todo el fin de semana. Dormir en esos cuartos, con esas paredes forradas con papeles maravillosos, las sabanas de hilo, unas toallas preciosas, el desayuno con bizcocho y mermelada casera… son sólo algunos detalles que hicieron que ese fin de semana fuera mágico».

El día de la pedida empezó con un aperitivo en una pérgola que Federica había decorado con un gusto exquisito. Puso unas cortinas de flores maravillosas y estaba todo decorado con flores y con los ramos que la familia y amigas enviaron esa mañana a la novia. María hizo una playlist con clásicos (Charles Trenet, Ella Fitzgerald, Grancois Prisi, Charlez Aznavour, algunas de las canciones de jazz de las pelis de Woody Allen etc.) creando un ambiente mágico. En el aperitivo pusieron tablas de quesos y de embutidos de distintas partes del mundo, pan variado, pâtés de campagna, mermeladas y tapenades… Federica había estado unos días antes en Biarritz y trajo unas cosas deliciosas de allí.

La semana anterior a la pedida, la novia estuvo en Milán y pasó por una tienda en vía Manzoni, vio este vestido y se lo compró. «No me puse complementos, sólo mi anillo de pedida, un zafiro espectacular rodeado de diamantes montados en bailarina y las alpargatas eran de Mint and Rose».

Pasaron a comer al jardín de los naranjos donde habían instalado una mesa larga. De menú pusieron burrata con salsa de pesto y farro y de segundo linguine con cigalas flambeadas. Durante la comida la madre de la novia y el padre del novio les dedicaron unas palabras muy bonitas. «El discurso de mi suegro fue muy emotivo. Paloma, la madre de Pablo escribía cada día un diario. Él escogió un párrafo y nos lo leyó. Luego me regaló unos pendientes de perlas que a Paloma le encantaban y se ponía siempre. Para mí fue un detalle tan especial que me sigo emocionando», recuerda la novia.

Después de comer volvieron a la pérgola donde Federica les había preparado un buffet de postres y barra libre. Pusieron tarta de limón, pavlova, profiteroles, macarons  y allí hubo más discursos. El hermano de la novia improvisó unas palabras, también el padre y finalmente Pablo. «Me pasé todo el día llorando, pero ¡de felicidad!», recuerda María.

«Pablo decía que él no quería reloj sino una carta de amor. Yo ya no sabía si lo decía en serio o no así que le seguí el rollo y lo que hice fue escribirle una canción con nuestra historia llena de anécdotas y se la envié a Manuela Soriano de @tecompongotucancion para que ella le pusiera ritmo. Para dársela organicé una gymkana relacionada con la música para involucrar a los sobrinos de Pablo y que le ayudaran a encontrarla».

Todas las fotos son de The Photoholic, que cuentan con otra anécdota genial. Maquica (The Photoholic) estaba empezando como fotógrafa e hizo un concurso por Instagram que consistía en una sesión familiar gratuita. La novia participó y le tocó. «Pensé que no iba a tener un día más familiar que el de la pedida así que le propuse venirse a Cantabria y ella aceptó encantada. La recomiendo 100% para nosotros era un día muy íntimo y ella no se hizo nada notar. Fue super discreta, super educada y muy muy profesional. Las fotos, ya las has visto ..¡maravillosas!»

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