Casilda se casa

My little pleaschhures de diciembre

Diciembre no deja un minuto libre entre eventos, cenas de amigos, amigos invisibles y compras varias, pero sigo descubriendo pequeños placeres que pueden gustaros (después de despedirme de My Little Pleaschhures) y no tienen por qué quitaros mucho tiempo. No son navideños pero si regalables. Saquen las agendas, vamos a descansar.

-Un perfume convertido en vela. Me costó encontrar “mi olor” pero por él abandoné a todos los demás. Es unisex, huele como si estuviera todo el día recién salida de la ducha, es fresco, veraniego y su recipiente es tan bonito… Queda poco navideño, por tanto, contaros que he encontrado su versión para casa, en vela, y me encanta que huela toda a Neroli Portofino pero tenía que compartirlo (aprovecho también para recomendados el artículo de Anabel Vázquez «Protocolo Snob: cómo encender y cuidar una buena vela»)

-Elegir el regalo de los treinta. Empezamos a cumplir 30 en mi grupo de amigas y pensamos que lo mejor sería hacernos todas el mismo regalo inolvidable. Finalmente el elegido fue una medalla de oro con una inscripción. «Tus amigas, 30 años». Espero no perderla nunca.

-Un menú zen por zen saludable. Así han nombrado en Diurno a su nueva oferta de cocina casera y sana. Nuevos platos perfectos para prevenir la que nos viene encima en estas fechas. Os recomiendo su ensalada de brotes verdes y espinaca roja, con pollo marinado en yogurt, con vinagreta de masala, crujiente de quicos y pipas (9,50 €), el trio de arroces negro integral, rojo thai y jazmín, salteados con magret de pato, setas de otoño, trigueros, mango y frutos secos (12 €), y la Healthy Burger, según ellos, la hamburguesa más sana del mundo, según yo: la más rica (Calle San Marcos, 37).

-Ir más allá del champú. Como tengo el pelo fino, finísimo, todo lo que no fuera champú me asustaba. Nunca lacas, ni mascarillas pasaron por mi pelo. Sin embargo, mi amiga Blanca me regaló la espuma para la ducha de Aussie, un invento que funciona como suavizante y a la vez ayuda a que el pelo coja cuerpo y textura. Además huele tan bien que a veces cuando me ducho con hambre me dan ganas de darle un lametazo. La bomba.

-Ir en busca de unos vaqueros vintage a medida. Me encantan la moda de los ‘Mom Jeans’ en los streetstyle de Vogue.es pero es difícil que queden bien. Por eso me emocionó cuando me descubrieron Heritage and RareSe trata de una tienda de segunda mano de Madrid, gestionada por Irene Clementina de la Selva y Raffaele Cuccu, dos entusiastas cazadores de tendencias que traen de sus viajes por Europa, cargamentos de ropa antigua y la restauran para cada persona. Sus vaqueros de modelos antiguos de Levis o Calvin Klein a medida, ya los llevan la mitad de las estilistas de nuestro país.

-Leer a Joan Didion. Lloré desconsolada con «El año del pensamiento mágico» y juré no leer nada más suyo. Sin embargo, la semana pasada fue su cumpleaños, encontré esta foto y en un ataque de simpatía me hice con «Noches azules». Veremos como acaba esto.

-Descubrir firmas pequeñas con productos interesantes. Después de colaborar con Better una época me volví loca por este tipo de piezas: cuidadas, algo artesanales, cero mainstream. Por eso ahora no me quito de encima prendas como una mochila My Balt, un poncho de Petit Alpaca y mi sombrero de leopardo de Nana Golmar.

– Replicar mi camisa favorita. Todos tenemos una camisa preferida que nos queda perfecta. En Tailords han inventado un servicio en que envías la tuya y la utilizan como referencia para hacerte las camisas que quieras, eligiendo las telas que más te gusten de su web. Son principalmente masculinas, pero el proceso es tan sencillo que yo ya he encargado dos (recordad que «la prenda clave del otoño es la camisa de rayas… de él»).

-Viajar a Bilbao. Y descubrir la General Store de la firma de bolsos que me encanta: Mercules. Seis años después del lanzamiento de la marca de bolsos y gracias a su gran éxito, sus creadoras han decidido volver a sus orígenes para abrir su primera tienda en el barrio de Neguri. El espacio es un precioso y antiguo ultramarinos del que se ha conservado la impresionante estructura de mármol, las baldas y la grifería original donde conviven diferentes marcas amigas que comparten su misma filosofía: lo hecho a mano, la atención a los detalles, la calidad y los complementos con mucha personalidad.

-Volver a ver «Cegados por el sol». A modo de evasión navideña o simplemente para disfrutar de esta cálida película donde no hay detalle que no inspire, de un modo u otro. Maravilla.

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