La boda de Rocío, de Real Fábrica, y Pedro en Portugal
Rocío es la fundadora de la genial empresa de productos españoles ‘de siempre’ llamada Real Fábrica. Tenemos una relación de admiración mutua: sus golondrinas cuelgan de mi pared, deseé con fuerza este verano sus cestitos de mimbre y siempre he querido hacer el regalo de expatriados. Ella por su lado dice que sigue Casilda se casa desde siempre.
Sus piezas «de toda la vida» se convierten en objeto de deseo en cuanto ella las toca. Espero que pase lo mismo con su boda porque hizo la misma operación: convertir la boda más sencilla del mundo (en la plaza de un pueblo, con un vestido de novia de Zara) en una cosa muy diferente y especial, donde cada detalle estaba pensado para todos los invitados que venían de lejos, con una ceremonia bonita y luego buena música y mucha fiesta. Para mí (y no exagero) es de las bodas más especiales del blog. Por auténtica.
La historia de su boda es fascinante y ella lo cuenta genial: «Nos queríamos casar en Cacela Velha, en el Algarve, porque allí fueron nuestras primeras quedadas cuando empezamos a salir hace siete años: Tavira, Praia Verde… y el mítico chiringuito de Pezinhos n’areia cuando todavía te tomabas la sangría branca con «los pies en la arena». Durante meses fue nuestro punto de encuentro a mitad de camino entre nuestros mundos, Lisboa y Sevilla».
«Con mi vestido de Zara me encontraba súper yo –explica Rocío– me encantan los recogidos y las coronas hippies de flores pero me veía disfrazada, así que me fui a la peluquería del pueblo esa mañana y pa’ lante, sin nada». Lo combinó con unos pendientes que eran de su bisabuela y que su abuela le regaló cuando acabó la carrera. Estaba guapísima».
El pueblo tiene calzada portuguesa antigua, de la difícil de verdad para caminar, así que lo más práctico era llevar unas cuñas. Escogió unas de Castañer de rejilla doradas.
Brumalis hizo el ramo. «Loreto, una de sus dos socias, sabía el tipo de boda que era y me conoce bien, así que le di libertad total para que hiciera lo que quisiera. Tienen tan buen gusto…».
«Me compré un segundo traje en Asos, con escotazo, que era ideal pero con la emoción del baile (Bailamos Lost Stars, la de Begin Again) se me fue el santo al cielo y me lo puse tan tarde que ni tengo fotos. Para este segundo traje mi amiga Lucía Be me regaló un cinturón con flores espectacular y me puse unos pendientes preciosos grandes que también llevaba mi madre en su boda».
Cacela es un pueblo chiquitín, no tiene sitios para celebraciones, pero les hacía tanta tanta ilusión que fuera allí que decidieron hablar con el alcalde para ver si era posible hacerlo en la plaza. Entre la luna llena, la temperatura perfecta de noche de verano, su felicidad y la alegría de todos sus amigos… hubo magia.
La decoración la montaron la mañana de la boda con amigos. Pusieron cosas de Real Fábrica: cestos de varios tamaños, toritos y burros de esparto que hacen sus artesanos de Jaén.
La ceremonia comenzó con la canción de Marisol, La Boda. «Primero entró el burrito, que el pobre venía sucillo del campo pero con las coronas tan bonitas de Brumalis estaban divinos, y después entraron mis amigas que iban con los íntimos de Pedro. Adoro a los burros. Son animales respetuosos, insistentes y con personalidad, que forman parte importante de la historia de nuestro país, y además están en peligro de extinción… ¡son unos supervivientes! como muchos de nuestros productos españoles con historia. Por eso son también la mascota de Real Fábrica y en nuestra boda tenían que estar».
Querían llevar un trocito de España al Algarve, por eso la comida fue de lo más española: salmorejo, pulpo a la gallega, verduras de Tolosa, choquitos fritos, torta del casar, cecina, el cortador de jamón, de Jabugo, y sangría Lolea, que además de riquiísima las botellas de lunares quedan super chulas para decorar. «De regalines para los invitados pusimos caramelos de violeta en unas latitas ideales con forma de corazón».
«A lo que sí que le quise dedicar tiempo fue a escribir uno a uno a mano mensajes personalizado para cada invitado que se encontraron bajo sus platos cuando se sentaron en la mesa. Durante la cena me llegaban amigos emocionados con la nota en la mano, la gente lo apreció de veras y encima yo disfruté mucho haciéndolo. En Real Fábrica lo hacemos para cada uno de los paquetes que enviamos desde la tienda online y tengo ya mucha práctica ¿Cómo no iba a hacerlo con la gente que más quiero del mundo y que estaban todos allí juntos?», se emociona Rocío.
«Las fotos las hicieron mi amiga Lucía Soler y su socio Falique. Mi amiga Pati, como no pudo venir a la boda, de regalo nos hizo ella una “sesión pre-boda” de las que hace para otros novios con su empresa, The Cosmic Weddings. Unas semanas antes de la boda nos fuimos al campo a pasar el día con el perro y fue tan chulo que a partir de ahora pienso regalar estas sesiones a mis futuros amigos casaderos. Es algo que yo nunca hubiera contratado pero que me encantó tener, por eso como regalo me parece tan genial. Carlos Cortés ([email protected]) nos hizo el vídeo. Se lo recomiendo siempre a todo el mundo con los ojos cerrados».
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