Los regalos de boda que deberían estar en todas las listas
Con el tema de los regalos de boda tengo una teoría muy extraña en la que me siento muy sola. Me parecen muy bien las listas de bodas pero no soy nada fan de mandar adjunta en la invitación ni un número de cuenta, ni un enlace web a una lista de bodas. Se que es la práctica habitual y espero que nadie se vea ofendido por mi humilde opinión, pero yo no me sentiría capaz de enviar a alguien la sugerencia de que me regalaran nada en ningún momento de la vida (y no, no me vale la excusa de facilitar a los abuelos el tema). A parte de este comentario siempre pienso que los regalos que me gustaría que me hicieran o que me gustaría hacer no suelen ser los que aparecen en las listas, y hay mucha gente que me pregunta, como Leo o Javi, recientemente, qué puede regalar que sea especial.
-Una lámpara de Detana. Me gustan las tiendas especializadas en un producto concreto, y esta, a pesar de que tiene otros objetos de decoración es especialista en lámparas y sobre todo en lámparas personalizables. Una carta blanca para diseñar mi propia lámpara me encantaría.
-Lo que sea de Isabel López-Quesada. Entrar en su casa-taller, ya lo he dicho muchas veces, es como hacerlo en un cuento. Con ese halo de misterio y de alta calidad que rodea a todos sus objetos, regalar algo del apartado gifts es sello de buen gusto y acierto seguro.
-Un cuadro de Pilar Hormaechea. Conozco a Pipi desde hace algún tiempo y me entero ahora de que además de ser una fotógrafa de excepción empezó a pintar antes de andar en una academia y hasta que empezó en la carrera de Bellas Artes no cogió la cámara. Claro así hace estos cuadrazos perfectos para regalar a alguien especial. Yo ya le he encargado uno para mi casa nueva.
-Un papel pintado y personalizado de Lara Costafreda. La conocí en Barcelona en un evento de Hermès y me encantaron sus dibujos pero cuando descubrí la colección de papeles pintados que ha hecho para Coordonne creí morir. Son un regalazo.
-Un fin de semana en el Orfila o en El Santo Mauro. Son dos de mis hoteles favoritos de Madrid y dormir en ellos es un placer que deberíamos hacer una vez al año. Como desgraciadamente eso no siempre es posible, un regalo así me parece que puede ser inolvidable.
– Una mesa personalizada de MZ Studio. Las descubrí en The Hovse y las diseña y lleva a cabo artesanalmente Juanma Muñoz. Su modelo Lucca puede realizarse con cualquier medida y altura. Puedes elegir la combinación del tono dorado o plateado de las patas de horquilla con el mármol que se prefiera para la superficie.
-Una vajilla. Pero no una cualquiera, el dilema será elegirla de Suiteone studio, de Los platos de Pan, de Azarraluqui o de Somos Bonjour. Todas maravillosas.
-Un retrato de familia de Patricia Salinero. Ya expliqué por qué en este post.
-Un mueble bar con todo lo necesario para unas buenas copas. Unos amigos míos fueron al Rastro compraron un mueble así, le hicieron una inscripcion sobre la amistad y la diversión muy asociada a su grupo y se lo regalaron a su amigo que se casaba lleno de botellas, vasos, una cubitera..¡y hasta hielo!
-Una alfombra a medida de Kilombo Rugs. Esta nueva empresa que ha montado Alejandra, amiga de mi amiga Fátima, ofrece la genial idea de que, en tres sencillos pasos, te puedas confeccionar una alfombra única eligiendo estampado, colores y tamaño. Tienen tienda online (con prueba a domicilio por si no te atreves a comprar sin calcular los tamaños) y también showroom. Son todas monísimas, es difícil escoger.
-Pasta de verdad. Una amiga le regaló a otra un libro de cocina con ilustraciones hechas a mano. En el apartado de pastas le pegó un sobre con «pasta de verdad». Me pareció bastante gracioso conociéndolas a ellas, igual alguien lo encuentra un poco rudo.
-Una biblioteca de libros fundamentales. Si mi amiga María, con la que he compartido Club de Lectura muchos años, se casara mi regalo sería una colección con los libros fundamentales de mi vida. Estoy pensando regalárselo a mi sobrino. Este no faltaría.
-Un detalle bonito y sorpresa (en la medida de lo posible) para el día de la boda. Un grupo de jazz para el cóctel o la actuación de uno que siempre le ha gustado. Traer al señor del Quebab al que siempre vais en vuestro destino de vacaciones y que haga la recena..
Se me ocurren tropecientos más, publicaré una segunda parte.