Celebraron su boda en La Casa de las Hiedras, «un lugar que elegimos a través de unas fotos que nos cautivaron así que sin verlo en la vida real nos lanzamos a ciegas. Quien no arriesga no gana y esta vez nos llevamos un buen triunfo en el bolsillo. El invernadero que tienen es una joya (palabra de arquitecto)», explica el novio. La decoración se centró en «la huerta Navarra’’ porque la familia del padre del novio es de Lodosa y tienen un gran arraigo a esta tierra y su gastronomía. Se les ocurrió que podían obsequiar a los invitados con el producto gourmet de la zona: ‘los pimientos del piquillo’, y un tío del novio que lo oyó les regaló 250 latas de pimientos del piquillo para las que diseñaron unas etiquetas para la ocasión.
Toda la decoración y papelería la hicieron desde B&Paul la empresa que tienen juntos los novios.
La descripción que me da Paul, el novio, de la celebración es música para mis oídos, ojalá más bodas así: «Entramos al comedor bailando twist, bebimos vino de la bodega Eguren Ugarte, comimos solomillo y bailamos el vals con Frankie Valli y los Jersey Boys«.
Las invitadas llevaron casi todas tocados y sombreros, muchos de ellos de Strending, una firma de María y Gabi, dos amigas de la novia.
Fueron a Patagonia de viaje de novios «lugar conmovedor donde los haya», apunta el novio. «A las Americas a la par que las cámaras de fotos llevamos un cuaderno de viaje y dibujamos todos aquellos lugares por los que ibamos pasando». Un bonito recuerdo para la posteridad.
Las fotos son de Retrato de un Instante