Casilda se casa

La boda de Sandra y Llorenç en Blanes

Sandra y Llorenç se conocen desde el colegio, aunque de pequeños no se prestaban atención. Con el tiempo han encontrado muchas fotos que tenían juntos pero ninguno las recordaba. En bachillerato, sin ninguno esperarlo, surgió el amor. Aquella noche de fin de año alguien les dijo que no durarían “ni dos telediarios”. Once años después, se han convertido en inseparables.

Su prima Vicky es maquilladora, estaba a punto de dar a luz, entonces le recomendó a Mechi Velasques, que entendió a Sandra al instante.«La prueba de maquillaje la hice el día de mi cumpleaños, al acabar me hice una coleta, me retoqué un poco y me recogió Llorenç para ir al teatro de sorpresa. Fue especial hacerlo coincidir sin saberlo».

«Los pendientes son de mi hermana, los hizo para su boda juntando varias reliquias familiares».

Sandra tuvo claro su vestido: The Muse Collective. Sus diseñadoras ya habían vestido a su hermana y a su prima, y entrar en el atelier le resultaba como estar en casa.

Los zapatos eran de Mint & Rose, dorados y de tacón bajo

«Mis abuelos maternos me regalaron dos pulseras de oro, que quise llevar en todo momento conmigo, habían grabado la palabra “abuelitos” en una y en la otra la fecha de mi boda. Mi hermana y mi prima me regalaron un anillo para el dedo mequiñe con tres diamantes que nos representaban a cada una».

Rehusó la capa que llevó su prima Gina, diseñada en Muse Collective.

La ceremonia fue en la Ermita de Santa Cristina, es un lugar con mucha tradición marinera. Tiene barcos colgando del techo que han donado las familias del pueblo a lo largo de los años. «Hubo un día que nos quedamos hablando hasta muy tarde y nos llevaron a ver las reliquias, fue muy emocionante encontrarnos con un barco que había donado mi bisabuelo» me cuenta emocionada.

La celebración continuó en la Casa de Santa Clotilde, una finca con un fuerte vínculo familiar para ambos novios. Sandra incluso dedicó su trabajo de investigación de Bachillerato a la historia de la casa.

Llorenç llevó un traje de Ja Joan.

El catering fue de ASPIC. Ayudaron mucho tanto el día de la boda con en la preparación.

«El seating plan eran fotos de los siete matrimonios anteriores al nuestro en las dos familias. Algunos protagonistas estaban ese día y fue una sorpresa para ellos, otros no pero ese detalle nos hizo tenerlos súper presentes».

«De toda la papelería se encargó mi amiga Mireia Vilà, lo hace todo a mano y es un gusto ver como trabaja».

«Regalamos a todos los invitados una baraja de cartas, descubrimos en la mudanza una foto de cuando éramos dos niños posando juntos, y decidimos aprovecharla para hacer una baraja de cartas para que, en cada verano, pasasen los años que pasasen nuestros invitados pudieran transportarse al catorce de junio».

La decoración floral fue una sorpresa organizada por su hermana Andrea, junto con Singular Envit. Hubo dos ramos distintos —uno más salvaje y otro más definido— que se los acabó regalando a sus abuelas.

«Teníamos una sorpresa guardada para los invitados. Contratamos a Lexter, y fue de las mejores ideas que tuvimos para ese día. Entró desde el otro lado del banquete cantando Feeling good con una actitud brutal. Esa canción dio paso a la de Can´t help falling in love with you, de Elvis, que dio lugar a un vals improvisado. No queríamos bailar, pero esta canción nos envolvió de golpe. En ese mismo momento nuestros padres se unieron. Fue increíble, junto con la iglesia, el mejor momento de la boda».

Su padre también le preparo una sorpresa, convenció a un amigo para cantar dos canciones delante de todos. Fueron Don’t let the old man in de The Mule y Father & Son.

«Quería un segundo look para la fiesta, algo veraniego, corto y con toques dorados que me permitiera bailar. Lo encontré por casualidad en H&M, en talla XL, y aunque fue toda una aventura en el probador, tuve un flechazo inmediato. Mi madre, con la ayuda de su costurera de siempre, lo ajustó sin complicaciones» me cuenta la novia.

«La misión de DJ se la dimos a nuestro amigo Alex Reyné, es un imán para las pistas de baile».

«El fotógrafo de nuestra boda fue Velvet Hush. Todo el equipo lo hizo increíble, ni nos dimos cuenta de que estaban y supieron capturar todos los momentos importantes».