La boda de Léa Meylan y Hubert en Córcega

Léa, modelo conocida por protagonizar las campañas de Zara y estilista freelance, conoció a su marido hace cuatro años. Tuvieron una relación bastante breve en un principio, ya que él estaba a punto de mudarse a Singapur para estudiar. Un año después, volvieron a encontrarse en una fiesta y tres meses más tarde comenzaron a salir. Pronto comenzaron a vivir juntos y un año y medio después se comprometieron. Seis meses antes de la boda quedó embarazada, algo que tal y como ella me cuenta fue “un pequeño milagro de la vida”.

Para el maquillaje y peinado, buscaba un estilo lo más natural posible. “Cyril Lanoir, estilista y maquillador del mundo de la moda, y muy buen amigo de mis padres, fue quien se encargó de todo. Quería un look bohemio, con una corona de flores hecha por Dior“.



Lea nunca quiso un vestido de novia clásico ni hecho a medida. “Quería algo que pudiera usar incluso en otro contexto. Probamos este vestido hace dos años a la hija de Emmanuelle Alt, que iba al desfile de Dior en Marruecos. El verano pasado, al volver a ver a Mathilde Favier, jefa de relaciones con la prensa en Dior, tuve un momento de inspiración: ese vestido sería perfecto para mi boda en Córcega. Me sentaba muy bien, cumplía con el código de vestimenta de la iglesia al cubrir los hombros y el detalle de encaje de crochet encajaba a la perfección con el entorno”.



En cuanto a las joyas: “llevé las piezas que siempre: uso mis pendientes Viltier, que adoro, y en el cuello, la cadena de la familia de mi marido que él me regaló, con todos mis colgantes de recuerdos”.


Léa hizo prácticas en Vogue París, y posteriormente fue asistente de Emmanuelle Alt durante un año. Desde junio de 2021, trabaja como freelance: “Los zapatos eran unas sandalias doradas con cadena, con forma de granos de café, que Emmanuelle me regaló durante un viaje para una sesión en Capri”.

“Para el ramo, quería flores silvestres, algo ligero y aireado”.

“Quería una iglesia al aire libre; me parece menos austera. En Porto-Vecchio había una a solo 10 minutos del lugar donde hicimos la recepción de la boda, así que fue perfecto. Conozco esta iglesia de toda la vida, ya que mis padres tienen una casa aquí desde hace 17 años, y ya hemos celebrado allí la boda de amigos muy buenos”.





“Celebramos nuestra boda en el restaurante de playa Le Cabanon Bleu. Conocemos muy bien al dueño porque hemos ido allí desde que era niña. Tengo muchos recuerdos de verano en ese lugar”.






“Para la decoración optamos por un estilo natural y sencillo, en tonos beige, con velas en el centro de las mesas y algunas flores silvestres. Usamos vajilla vintage de La Romaine Edition, con detalles marinos, y añadimos carteles con nombres en corazones de cerámica de Ségolène Céramique“.




“El catering fue de Le Cabanon Bleu. Basamos el menú en pescado, y de postre tuvimos una tarta gigante de frambuesa”.


“Contratamos cantantes corsos para el inicio de la velada, luego a Antonin Courant para la fiesta. Nuestros dos amigos DJ, Kungs y Mooglie, también prendieron la pista de baile en nuestra boda”.


“Aunque tengo muchos fotógrafos en la familia (mi padre y mi hermana) no quise molestarlos el día de la boda. Contratamos a un fotógrafo corso, y una amiga de mi madre hizo fotos en película para dar un toque más auténtico. Aun así, mi hermana logró capturar momentos preciosos durante la ceremonia, y la mayoría de las fotos que elegí son suyas. No contraté un videógrafo. En su lugar, compré cuatro cámaras de vídeo que le di a mis damas de honor para que capturaran los momentos de la boda”.