La boda de Inés Batlló y Fabián en Madrid
«Fabián y yo nos conocimos en Madrid por una amiga en común: Julieta. Yo tenía muchas ganas de ir con ella al concierto de The Killers en el 2022 en Mad Cool y, por entonces, ya no quedaban entradas. Julieta preguntó en varios chats y al final fue Fabián quién se ofreció a prestarme su abono para el jueves. Julieta nos puso en contacto y quedamos para que me lo diera, al día siguiente yo se lo devolví en casa de Julieta. Ese viernes en el Mad Cool había mucha gente y al final el grupo de amigos que fuimos acabamos dispersados, menos Fabián y yo, que decidimos cerrar juntos el viernes en el concierto de Parcels. Allí empezó nuestra historia y, desde entonces, nunca nos separamos. En diciembre de 2023 Fabián me pidió matrimonio en un viaje familiar a Miami y en mayo de 2024 nos casamos».
«Decidimos casarnos en Madrid, a pesar de que yo soy de Barcelona y Fabián de Venezuela, porque es la ciudad en la que nos conocimos, en la que vivimos y en la que nos gusta más disfrutar juntos».
«Teníamos claro que no queríamos una boda tradicional; a pesar de ser católicos, preferimos optar por una ceremonia civil. Al trabajar en Options, para mí era importante que la decoración luciese mucho».
El traje de chaqueta que llevó Inés en la ceremonia civil era de Nok clothing.
«El perfume que me puse fue el de Narciso Rodríguez for Her. Lo probé gracias a Cris de Casilda se casa hace como 4 años y, desde entonces, no he cambiado. Me parece un perfume perfecto, sobre todo para la noche».
«La elección de los proveedores de nuestra boda no fue una tarea fácil, al formar parte del sector de las bodas gracias a Options y tener muy buena relación con muchos proveedores, me costó elegir. Así que tratamos de ser honestos con nosotros mismos y empezar por definir qué es lo que más nos representa y tiene más significado para nosotros. Entonces, Covadonga de Historia de un Sombrero apareció en el momento perfecto. Con Covadonga nos conocemos por el sector de los eventos desde hace tiempo. Ella es clienta de Options y siempre ha diseñado unas mesas súper originales con su creatividad floral y nuestro menaje para proyectos vinculados con el mundo del arte. Siempre tuvimos mucho feeling. De repente, en enero y sin saber que nos casábamos, me contactó para comunicarme que quería adentrarse en el mundo de las bodas, así que no lo dudé. Quedamos, le expliqué el concepto de boda que teníamos en mente y en seguida empezaron a surgir ideas».
«Durante los preparativos en casa llevé una bata espectacular de Marmota Collection, firma a la que tengo un cariño especial, no solo por los diseños tan únicos que hacen si no también por quién hay detrás de la marca».
«En mi familia siempre nos ha peinado y maquillado nuestro querido Julio Lazo, chileno afincado en Barcelona. Siendo así, no podía faltar en un momento tan especial, así que Julio viajó a Madrid para peinarnos y maquillarnos a mi madre, a mi hermana y a mí. En casa somos muy discretas con el maquillaje y no solemos hacernos peinados muy rebuscados, así que el maquillaje fue muy sutil y elegante gracias a NARS. Con el peinado, decidí ser fiel a mi estilo y llevar el pelo suelto, solo que para darle un toque le pedí a Julio que me incrustara unos brillantitos en las puntas del pelo. Pensé que iba totalmente con el look y fue un gran acierto».
«Nunca imaginé cómo sería mi vestido de novia, así que no tenía muy claro por donde empezar. Fui a visitar un par de firmas en Madrid, me probé distintas opciones y, a pesar de tener vestidos preciosos, me sentí poco yo. Fue entonces cuando llamé a mi amiga Rouse de The Muse Collective en Barcelona y le expliqué la situación. Rouse me animó a coger un tren y a presentarme en su atelier, donde además de diseñar y producir su propia colección, tiene la representación de firmas internacionales muy especiales que yo no conocía. Me encantó un vestido de su propia colección, pero finalmente me sentí “muy yo” con un vestido de la firma Savannah Miller».
Las sandalias cerradas eran de Jimmy Choo de charol en color nude.
«En casa nos preparamos toda la familia y lo pasamos genial. Mi madre y mi hermana fueron vestidas de NOK Clothing, firma de invitadas que creó mi madre y su socia Carmen hace más de 35 años en Barcelona y siguen desde entonces al pie del cañón».
«Tenía muchas dudas con lo de lucir un segundo vestido, pero lo hablé con dos amigas: Joelle y Alejandra, quienes me convencieron de llevar uno. Me gusta mucho la música y siempre he sido de salir y de bailar, así que era importante estar cómoda en ese momento de la boda. Alejandra me prestó un vestido blanco, largo y ajustado de pedrería que compró en una tienda Vintage de segunda mano en Texas. Con ese vestido decidí lucir unas alpargatas de Castañer preciosas y, a última hora del baile, las cambié por unas zapatillas Converse grises que llevan conmigo muchos años y experiencias vividas».
Se casaron en La Gaivota. «En seguida nos pusimos en contacto con Marta Cárdenas del catering Isabel Maestre para celebrar nuestra boda en la finca en la que ellos trabajan».
«Para la ceremonia teñimos de blanco un espacio ajardinado con sillas de hierro para los invitados, y un banco, donde nos sentamos nosotros. El banco fue decorado con base vegetal de helechos y un arco con rama de árbol, de éste colgaban, de forma súper delicada, unas orquídeas blancas en honor a Fabián. Nos ayudó el equipo de Historias de un sombrero».
«La ceremonia fue realmente especial porque la organizaron por sorpresa un comité de hermanos, primos y amigos. Fue rápida, divertida y emotiva. Fabián y yo entramos de la mano al ritmo de “Tide up right now” de Parcels y mi primo Aco actuó genial como maestro de ceremonias. Las intervenciones de nuestros hermanos fueron muy acertadas y el discurso de nuestra amiga y periodista Angie fue sensacional. Los anillos nos los entregaron nuestros sobrinos, quienes actuaron en calidad de pajes».
«Después pasamos a cenar a otra zona del jardín que tenía unos árboles enormes, donde el verde fue el color protagonista. Esa zona la decoramos con una mesa principal e imperial de madera de roble de 7 metros de largo con bancos a juego. El concepto de la mesa representaba, según Covadonga “una alegoría del amor en pareja a través del agua, comenzando con un río que nace en las montañas entre piedras y desniveles, recorre las praderas con flores silvestres y nutre los árboles con peonías a modo de frutos (el agua nutre la naturaleza al igual que el amor a la pareia)”. Esta mesa central se acompañó por otras redondas en distintos tamaños vestidas con mantel de hilo en color piedra y sillas de forja en color marrón, donde la decoración floral integró los helechos de la ceremonia con las flores silvestres de la pradera, dispuestas en elegantes copas
francesas vintage de cristal con delicado pie verde».
«Para darle un punto de color a la zona de la cena, instalamos unos sofás en el suelo, debajo de la arboleda, en colores burdeos, mostaza y naranja».
«Durante la cena nos sorprendieron con un baile clásico nuestra amiga Helena Balla y su compañero Carlos Sánchez, bailarín solista del Ballet Nacional de España. También nos sorprendió cantando nuestra amiga Clara Andreu con la canción “La Vie En Rose”.
«Para dar paso a los postres, el trompetista de La Banda del Cien irrumpió con la canción “Bella Ciao”».
«Nos hacía gracia el concepto de tener una tarta nupcial, pero lo que encontramos más divertido fue la posibilidad de que el catering la realizase en directo. Se lo propusimos Isabel Maestre y a ellos, que son expertos reposteros, les encantó la idea. Tanto, que lo bordaron. La tarta “Cipriani” de bizcocho, nata y almendras estaba riquísima. Además, ofrecieron una degustación de mini postres variados. Los puros se sirvieron en bandejas de plata y los licores en vasos de
cristal tallado súper delicados».
«Por último, pasamos al interior de la casa para dar comienzo al DJ Aldozzy. Fabián y yo no quisimos el baile nupcial tradicional, pero llamamos a los invitados a la pista bailando. En ese momento fue cuando decidí ponerme el segundo vestido, largo, blanco y de pedrería».
La fotografía la hizo Plata.forma. «Otro gran acierto fue contratar a Plataforma. Nos hizo sentir tan cómodos, que Pelayo se convirtió en un amigo, como un invitado más en nuestra boda. Gracias por regalarnos momentos tan entrañables y, sobre todo, por retratarlos».