Casilda se casa

La boda de Gabi y Pablo en Las Palmas

Gabi es canaria y Pablo de Madrid, se conocieron hace ya casi cinco años en el trabajo. «Lo conocí mi primera semana en la oficina y tres años más tarde me pidió que nos casáramos un finde de junio en Formentera. Decidimos casarnos en julio del año siguiente en Las Palmas».

El vestido que llevó Gabi era de Tba,  hecho en base de lino y un corpiño bordado con mangas de gasa de seda salvaje. «Cuando llegué no tenía nada en mente y nada más entrar en su tienda me enamoré de una tela bordada en color piedra y en cuestión de veinte minutos, Sol, con su infinito buen gusto, me había montado el vestido que llevé el día de mi boda. El mayor acierto de mi boda se llaman Sol, Amaia y todo el equipo que hay detrás».

Le maquilló y peino Josefina Rico. «Me hizo un moño trenzado y un maquillaje muy fresco». Llevaba unos cristales en el pelo que le hicieron en Tba como accesorio que daban muchísima luz al pelo.

Los pendientes eran de Ansorena «Fueron un regalo de mi padre, los compró en una subasta unos meses antes de la boda. Llevé un anillo de mi madre, que falleció hace muchos años y además de tenerla presente cada minuto del día, quería llevar una joya suya: elegí un anillo de brillantes y platino precioso estilo Art Decó».

Los zapatos son de Manolo Blahnik. «Los compré en París junto a una íntima amiga cordobesa que se casaba un mes antes que yo. Disfrutamos un montón el año de preparación de las dos bodas casi al mismo tiempo».

«El ramo fue un regalo de la madre de mi mejor amiga. Mar Romero, hace unos bordados increíblemente bonitos me preparó cuatro lazos con la fecha de la boda y flores bordadas. Uno para mi ramo y otros para los que repartí después de la cena».

Se casaron en la parroquia de Santo Domingo de Guzmán, en el casco antiguo de la ciudad de Las Palmas. «Le tengo un cariño especial por ser de ahí la cofradía con la que salíamos mi madre y yo en Semana Santa».

El equipo de Federicas les ayudó como organizadoras y el equipo de Arríate y Romulo Leal para todo el montaje floral.

El chaleco que llevaba Pablo era de Pugil, la corbata de Hermès antigua de su padre y los gemelos de su abuelo.

«Mi suegra y sus hermanas hicieron todos los misales a mano eligiendo diferentes papeles. Yo personalmente tengo devoción por la Virgen del Pino y encontramos unas medallas preciosas en la Basílica que incluimos junto con una oración a la Virgen que leímos al terminar la ceremonia».

Celebraron la boda en el norte de la isla, en el Jardín de la Marquesa de Arucas. Es una antigua casa de verano rodeada de fincas de plataneras y a su vez un jardín botánico repleto de pavos reales. «He pasado muy buenos momentos en esa finca cuando era pequeña y siempre he tenido claro que me casaría ahí».

Todas las invitaciones y la papelería de la boda las hizo Alicia Reynolds de Markar.

El catering lo hizo José Rojano. «Es estupendo y él es un sibarita con la presentación y las cantidades, nadie se quedó con hambre en nuestra boda. Pusimos carrilleras y un postre canario llamado polvito uruguayo, el favorito de mi suegro y el mío. Al día siguiente de la boda ya tenía varios mensajes pidiendo receta».

«La única cosa que me pidió Pablo fue que pinchara alguno de los hermanos Gilca. Felipe animó la boda hasta el punto de que nos tuvieran que echar. Tanto Diego como Felipe son siempre un diez, por simpáticos y por profesionales».

Para la fotografía y vídeo escogieron a Plata.forma.«Había visto a Pelayo trabajar en bodas de amigas y lo tuve clarísimo, tiene un talento y una sensibilidad especial. Llegaron el viernes antes de la boda y tuvieron el detalle de pasarse por la preboda y dejarnos unos recuerdos brutales».