Casilda se casa

La boda de Lola y Juan Carlos en Palma del Río

Conozco a Lola desde hace más de diez años por su firma Balakata. Los kimonos estampados que vende los han llevado algunas de las novias más monas que hemos sacado en la web, por ejemplo esta de Fátima y Javier en Cantabria. Me la encontré un día y me contó como iba a ser su boda, la llevo persiguiendo desde entonces para que me deje publicar su boda.

«Yo no quería ir de novia clásica y quería algo que se adaptase a mi estilo, donde las texturas, el corte y el movimiento fuera lo más importante. La verdad es que creo que Iñigo Garaizabal lo consiguió».

«El vestido de novia estaba compuesto por un kimono en muselina satinada cortado de una pieza, con silueta globo en la parte superior, y que va ajustándose a medida que desciende terminando en una cola drapeada. Debajo llevaba un vestido cortado a bies, en satén doble color champagne, que sigue la misma idea del globo superior y la falda que va buscando el cuerpo», explica Garaizabal.

Para los zapatos eligió un diseño en color burdeos de Roger Vivier.

«El ramo me lo hicieron entre mis amigas, mis tías y mis primas. Fue algo rápido, recién cortado del campo».

«Quería ir muy natural y gracias a Josema Veracruz, maquillador de Sevilla, lo conseguí. Llevé unos pendientes de mi familia y mi anillo de compromiso».

Se casaron en la Iglesia de San Francisco.

«Mis amigos me dieron la sorpresa nada más salir de la iglesia de la banda de música del Maestro Tejera, que tocan en la maestranza de Sevilla».

«Lo celebramos en el Hotel Monasterio de San Francisco, de mi amiga Bea Moreno de la Cova, la cual iba vestida también de Garaizabal, y su familia, donde voy desde que era pequeña. Es un monasterio maravilloso, fundado por San Francisco de Asís».

«Para la decoración floral, conté con Maricruz floristería me apetecía algo muy personal, la idea era que fuera todo muy familiar y escogimos decorarlo con lentisco, eucalipto, naranjos y olivos, en el momento del baile lo llenamos todo de claveles. El catering fue Alda y Terry».

«Las invitaciones me las escribió todas Mariana García-Valdecasas y las encargué en la Fundación Alapar».

«Me hacía mucha ilusión tener un punto Balakata en mi boda y decidí hacer la vajilla mezclando dos colores que fueran con el monasterio. La vajilla es fajalauza, una clásica entre nuestras colecciones, con dibujos de pájaros y granadas, en tonos azul gris y un rosa tomado».

En el momento de la noche, tocaron grupos muy diferentes y divertidos entre ellos los Chocolatinos, el Cuerpo del Disco.

Fotógrafo: Couché Photo