Casilda se casa

La boda de Cris y Salva en Madrid

Cris y Salva se conocieron a través de amigos en unas copas en Madrid en las que rápidamente se dieron cuenta de que tenían mucho en común. «En realidad, en esas copas mis amigos querían presentarme a otro chico, pero Salva y yo nos entendimos muy bien. Tan bien, que al poco tiempo ¡nos estábamos yendo de viaje juntos a Australia!”. La suya es una historia de bastantes coincidencias: nacieron en el mismo hospital, fueron al colegio al lado -de hecho, los maridos de tres de sus amigas fueron al mismo colegio que Salva, sin que ninguno se conociese-, trabajan en lo mismo, habían coincidido -sin saberlo- en una cena de amigos en verano».

Tanto el abrigo como el vestido son de Jorge Acuña. «Me sentí súper cómoda con él desde el primer momento y el proceso fue muy divertido. Yo tenía claro que quería casarme con un abrigo sobrio, pero de una tela muy especial. La idea del volumen surgió en su atelier en donde fuimos probando cosas. Para el vestido elegimos algo más de fiesta que pegara con el ambiente del Casino y de ahí el contraste entre ambos. El detalle de la gasa que se recoge en el hombro para el baile me encantó».

Los pendientes eran antiguos, un regalo de sus padres. «Son preciosos y muy prácticos ya que se desmontan y puedes llevarlos tanto largos como dormilonas. Creo que funcionaban bien tanto el abrigo como el vestido».

Del maquillaje se encargó Goyo Acevedo y del peinado Patrizia Sánchez. «Son fantásticos». El tocado es de Mimoki, de la misma tela que el abrigo.

«Mi hermana me prestó unos zapatos de Prada plateados. ¡Eran comodísimos! Me hizo ilusión también poder llevar algo suyo. Ha estado muy pendiente de mí durante todos estos meses.»

«Me costó muchísimo decidir el ramo y finalmente Leticia de Barbárea me recomendó un ramo pequeño de calas y estoy encantada con cómo quedó. Tiene súper buen gusto».

«Salva llevaba chaqué, chaleco y corbata de Anglomania». El novio regaló a sus testigos unos gemelos con iniciales para que los llevaran en la boda.

Se casaron en la Parroquia de San José. «Teníamos claro que queríamos una boda urbana por ser invierno y para evitar los trayectos de autobús. Queríamos hacerlo cómodo porque teníamos familia y amigos que venían de fuera. La iglesia quedó preciosa con una alfombra original de la Real Fábrica de Tapices, un belén y las flores de Barbárea. Quedó tan bonito que cuando volvimos del viaje de novios ¡vimos que en la iglesia mantenían las flores tres semanas después!»

El novio y la madrina entraron con la música de La Misión, de Ennio Morricone.

«Nuestra entrada fue con un guiño a mi padre y a mí: “Meravigliosa creatura de Gianna Nannini”, una canción especial para nosotros». Durante la ceremonia combinaron música religiosa con bandas sonoras de películas de la mano de Alborada.

La hermana y la madre de la novia llevaban conjuntos de Jorge Acuña y Julio Reis. La madrina llevaba un vestido de Fernando Claro.

La celebración tuvo lugar en el Real Casino de Madrid. «El edificio es magnífico, tiene mucha historia y la localización es muy cómoda para que los invitados fueran andando desde la iglesia. Hacía buenísimo y las calles estaban llenas de turistas y gente de compras por ser 30 de diciembre, por lo que el contraste con los invitados nos pareció muy divertido. Al salir la calle estaba súper animada. ¡Los más valientes terminaron la noche tomando pre-uvas en la Puerta del Sol!».

Barbárea se encargó de la decoración floral, tanto en la Iglesia como en el Casino. «No lo puedo recomendar más, me dio muchísima tranquilidad sabiendo lo exigente y detallista que es Leticia». Decoraron los salones y la escalera del Casino, y en la parte superior de esta pusieron un fondo de abetos naturales con luces en los que se hicieron las fotos con familia y amigos.

«Para los meseros elegimos nombres de ciudades que han sido importantes para nosotros y los dibujó mi amiga Natalia Vergara que hace unas cosas preciosas. Los imprimimos en Heysa, igual que las invitaciones, por lo bien que nos trataron y lo bonitas que quedaron».

Sara y Mucho Más puso un candy bar decorado de Navidad.

El baile fue con la canción “So this is love de La Cenicienta. «Nos divertimos mucho yendo a clases en la Escuela de Baile Salón José Ignacio con nuestros padres. Teníamos claro que queríamos bailar un vals, pero no teníamos ni idea de cómo y con unas pocas clases, creo que lo defendimos bastante bien».

El DJ fue Adrián Lozano. «Además de ser súper divertido es encantador y estuvo muy pendiente en los días previos para que todo saliera bien».