La boda de Mercedes e Ignacio en Madrid
Mercedes es la fundadora y directora creativa de Avellana Studio, una agencia de publicidad. Conocía a Ignacio desde el colegio. «Nos dejamos de ver cuando yo cambié de colegio pero nos volvimos a encontrar hace un par de años porque dos íntimos nuestros salían juntos», recuerda la novia. Se casaron hace unos días en Madrid.
El vestido lo diseñó Laura Ponte. «Me hizo especial ilusión porque además de caerme fenomenal, siempre la he admirado mucho por su estilo y creatividad. Yo no me veía con un vestido tradicional, ni con velo, ni con cola, ni con peinados… Y Laura era la persona perfecta para diseñar algo diferente».
Mercedes eligió un color champagne para darle un toque distinto y diseñaron una chaqueta que podía ponerse de 3 maneras diferentes. «Quería llevar un broche y me puse una flor de muselina. Debajo llevaba un vestido de seda de tirantes, con el largo por encima del tobillo para que se viesen los zapatos. Tanto el vestido como la chaqueta y el broche me lo puedo volver a poner en otro momento porque son muy versátiles».
«La mayoría de los proveedores que elegimos son amigos nuestros. Esto hace que todo sea más cómodo, más personal y que tenga más gracia el proceso», confiesa la novia.
Quise regalarle a Mercedes un perfume de Narciso Rodriguez y me pareció perfecto la edición limitada que han sacado para celebrar el 20 aniversario de la linea “For her”. Se llama for her forever.
«Tuve la suerte de que me maquillase mi amigo, Miky Valles. Además de ser un crack en su trabajo, es divertidísimo. Llevé el pelo suelto con un poco de ondas y un maquillaje bastante natural», recuerda la novia.
«No quería llevar los típicos zapatos de novia blancos y me compré unos mules azules de raso con tiras atadas en el tobillo de The Attico».
María Bolín, íntima amiga de la novia, estaba ideal con un vestido de Dahlia.
Se casaron en la iglesia Sagrados Corazones. «Los pajes eran sobrinos y ahijados de Ignacio. Iban vestidos con unas austriacas de terciopelo azul».
La novia llevó un ramo de calas con un lazo de terciopelo alrededor, de Aquilea. «Quería que el ramo fuese solo con flores, sin ramas ni hojas para evitar que fuese campestre».
De la organización de la boda se encargó una amiga de Mercedes, Marina, fundadora de Atípica. «Prestan atención a todos los detalles y son súper profesionales, eficientes y trabajadoras. Entienden perfectamente lo que les pides sin tener que dar demasiada explicación. No puedo recomendarlas más».
Encontrar la localización para la celebración fue lo más complicado. «Hablé con un par de amigas que se dedican a organizar eventos y me recomendaron una casa en Puerta de Hierro, donde yo había estado un par de veces en eventos para marcas de moda y me encantó la idea. Casarse en una casa siempre es más divertido, más informal y le daba más bien un aire de fiesta. Además, no hubo ni entrada, ni discursos, ni baile de apertura… nada que se asocie a una boda».
Al ser diciembre, querían una decoración floral invernal con algunos toques navideños. «Los centros que diseñó Aquilea eran preciosos, con tonos verdes y granates y flores invernales. El resto de la casa estaba decorada muy cozy; llevamos cuadros de nuestra propia casa, encendimos las chimeneas y pusimos muchas velas. Los manteles que elegimos eran con diferentes estampados y poco habituales en las bodas, para darle un toque más personal. Mi sitio favorito era la librería; Atipica la pintó de un azul inglés precioso y la decoró con libros, objetos y centros ideales».
Del catering se encargó Six Sens de Cari Goyanes. «Lo hicimos en formato cóctel, para evitar las comidas eternas y que así los invitados estuviesen más cómodos. Además, Cari lo reforzó con puestos de platos invernales, estaba todo buenísimo, y tanto Cari como su equipo se portó fenomenal con nosotros».
Mercedes me contó que para ella la música es siempre una de las cosas más importantes de las bodas. «La banda del principio fue Potato Head Jazz Band».
Los Djs fueron, primero, Paco Pintón, que pinchó música de los 80s y después, unos franceses que le encantan a Ignacio. Se llaman Cyril Coulange y Enguerrand de Lassée», me cuenta.
«Al final de la noche pincharon mis amigos Iñigo Pan y Dark Places, que son lo más, y un amigo de Ignacio que se llama Pandemix».
«Las fotografías las hizo Plataforma y el vídeo El Camarógrafo, que son amigos de Ignacio».