Casilda se casa

La boda de Carmen y Javier en el Escorial

Carmen y Javier se conocieron en el verano de 2017 gracias a sus mejores amigos de la infancia, Bea y Bosco. No fue hasta después de verano, cuando finalmente Carmen se dio cuenta que podían hacer muy buen equipo juntos y a partir de ahí ya fue todo rodado.

El vestido era de Isabel Nuñez. «No le faltaba detalle, el cuerpo era de satén de seda con un chaleco de tiras de tul que formaba un maxi nido de abeja con detalles bordados de cristales, la falda de terciopelo de seda, puños de las mangas bordados de cristales con un lazo y por último la cola de pañuelos de tul y organza que salían de las terminaciones del chaleco……Una obra de arte».

Le maquilló y peino María Serrano Parras.

Llevó el anillo de pedida que le regalaron sus suegros de Ansorena. Las invitaciones y misales son de Egersis Bodas.

El ramo lo hizo Lucía de El Taller de Lucía. «Me casé con un ramo de nardos de tallo largo agarrados por un lazo de terciopelo negro. En mi grupo queríamos tener una medalla que fuera pasando de ramo en ramo y mis amigas eligieron una fabricada por las Hermanas de Belén, en recuerdo de nuestra amiga que falleció hace años».

Se iban a casar en el verano de 2023 pero «Tuvimos que replantearnos porque mi padre enfermó» recuerda Carmen. «Estas situaciones te hacen valorar lo que realmente es importante. Lo esencial en un día tan especial son las personas que te rodean y no el sitio o el momento, lo más importante para nosotros era estar acompañados de los que más nos quieren. Esta ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida y el mayor regalo de bodas, tener a mi padre. Aunque él no pudiera asistir físicamente hicimos todo lo posible para que estuviera presente»

La madre del novio fue vestida de Jantaminiau y tocado de Mariana Barturen.

El novio fue con un chaqué y corbata de Pugil.

El vestido, los pantalones y tirantes de los niños eran de Labubé. «Llevaban también unos chalequitos de borreguito y unas boinas como si fueran pastorcitos».

Se casaron Ermita de la Virgen de la Paz, La Moraleja.

Los pendientes eran de su madre, fue un regalo que le hizo su padre por su aniversario de boda.

Se decidieron por La Hacienda by El Campillo, «apostamos por lo seguro ya que su catering es siempre un acierto». Contaron con la ayuda de Elena Briz, una de las mejores amigas de la novia que trabaja como wedding planner.

El Dj fue Felipe de Gilca Sound y los novios bailaron la canción de Noches de Boda de Joaquín Sabina en el vals.

Para la fotografía y vídeo escogieron a Inndu.