La boda de Casilda e Ignacio en Candeleda I
Ignacio conoció a Casilda en la boda de un amigo en común en Candeleda, donde ellos también han celebrado la suya hace unas semanas. «Nuestro amigo Iñigo hizo de cupido total: a él le enseñó una foto mía y a mí me dijo que habría un piloto en mi mesa que me pegaba un montón», recuerda Casilda. Y funcionó.
Decidieron casarse en la casa familiar de la novia en el campo. «Me daba terror verme disfrazada», me cuenta Casilda, por eso eligió a Ana Reyna Torroba que ya había maquillado a dos amigas suyas. «Creo que aún así fui un reto para ella porque, a lo que ella llamaba natural, yo le pedía que bajara tres niveles», recuerda.
Mientras se preparaba en casa llevaba una bata y camisón a juego de Namur que fue un regalo de su amiga Blanca.
Casilda llevó el anillo de Joyas Sardinero que le regalaron los padres de Ignacio en la pedida; y unos pendientes vintage y asimétricos de Pilar de la Vega, regalo de su abuela materna.
El vestido de novia fue un regalo de los padres del novio. Era de Laura Ponte, diseñadora que me encanta y de la que todavía he publicado pocas novias. «He sido la típica novia que no tenía ni idea de cómo quería ir. Me reuní con varias diseñadoras, pero el rollo de Laura me gustó desde el principio».
Casilda le contó algunas ideas que tenía, pero «Laura no me hizo caso porque en realidad no eran para nada mi estilo». Laura creó el vestido en función de lo que veía en la novia, sus movimientos y la forma de colocarse las prendas en su día a día. De ahí, «salió un vestido súper cómodo, moderno, delicado y asimétrico por todos sus costados».
La madre de Casilda llevaba un vestido de Cortana.
Tanto el ramo de flores como toda la decoración de la boda fue obra de El Taller de Lucía, cuñada del novio. «No quería que Lucía se basara en el vestido para que fuese sorpresa. Solo le pedí que pensase en mí, que no fuera cursi y lo clavó», me cuenta Casilda.
A Casilda le encantaban los zapatos de Fígara mucho antes de saber que era la firma de Ana, la hermana de Ignacio. «Recuerdo hace tiempo, cuando vivía en Nueva York, tenía una boda y no me daba tiempo a recibir mis Fígara. Me planté en lo que (yo aún no sabía) era la casa de los padres de Ignacio para recoger unos ¡quién me iba a decir que acabaría volviendo a esa casa tantas veces!» Para la boda, eligieron el modelo Iguazú que Ana le adelantó de la nueva colección.
Las niñas llevaron unos vestidos hechos por la madre de Ignacio y su hermana Isabel (de la que también publiqué su boda), que los crearon con el estilo del vestido de Casilda, siguiendo un diseño de Knitting Point.
Para recorrer el camino desde la finca a la iglesia y viceversa, utilizaron una pickup antigua del ejército americano (propiedad de Jaime, tío de la novia) a la que colocaron pacas de paja para que se pudiesen sentar todos los hermanos.
Ignacio, el novio, llevaba un chaqué a medida de Suitz que le regaló su padrino Antonio. Encarna, la madrina, iba vestida de Inés Martín Alcalde.
Durante la misa, cantó el coro del Colegio Aldovea-Aldeafuente.
A la salida de la iglesia, «Tío Ish», como le llaman la familia de la novia, tocó el himno de España con una gaita.
Todas las fotos son de Lucía Jiménez y el vídeo es de Mr. Magú, cuñado de Ignacio.
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