Casilda se casa

Diario ‘beauty’ para madres y madrinas

*Casilda se casa en colaboración con Clé de Peau Beauté

Hoy que me dirijo a las madres de los novios para hablarles de belleza, un terreno algo desconocido para mí. He decidido contar con dos periodistas expertas en belleza con más de 30 años a sus espaldas que, además, han sido madres de novia y de novio respectivamente este año: Teresa de la Cierva y Marta Barroso. La primera ha trabajado en ABC y ahora colabora para hablar de belleza y estilo de vida en otros medios de comunicación como Es Radio; la segunda ha sido columnista de ABC durante 32 años y es autora del libro A la madura Dios no la ayuda y del cuento infantil sobre Rafa Nadal; actualmente es periodista freelance en Telva y Fuera de Serie.

Son madres cool, tienen un gusto impecable y saben como nadie de belleza (no es casualidad que ambas utilicen la firma favorita de las japonesas y que acumula más reconocimientos de la comunidad científica, Clé de Peau Beauté, una de las más lujosas y deseadas en todo el mundo que llegó a España el año pasado). Por eso quería conocer sus tips sobre Lo que sí y lo que no debe hacer una madrina (o madre de la novia) para prepararse en un día tan especial en el que las miradas también van hacía ellas.

LO QUE SÍ por Marta Barroso 

– Cada una tiene que ser fiel a su estilo. «Naturalidad» es el único secreto del éxito en uno de los días más importantes de tu vida: la boda de tu hijo. Ser tú, no intentar disfrazarte porque las normas de “no sé quién” dicen que tienes que llevar esto en la cabeza o lo otro en los pies. Yo tenía clarísimo que no iba a llevar mantilla; probé otras opciones (muchas) para no quedarme con la duda. Hasta que comprendí que no era yo, decisión que reafirmé cuando le mandé a mi hermana María una foto con uno de los tocados y la respuesta fue: “pareces uno de los Teletubbies”. Ya no hubo marcha atrás. Lo cual no quiere decir, ni muchísimo menos, que no me guste. Para mí, lo esencial, es que te sientas cómoda contigo misma y así podrás disfrutar a tope ese día. ¡Yo lo conseguí!

Vestido a medida de Sole Alonso; zapatos de Flor de Asoka y pendientes de Rabat.

– Menos es más, al menos para mí. Ese día la protagonista es la novia y toda la atención tiene que estar centrada en ella. ¡Todo menos que te coja manía desde el día de la boda!.

– Maquillaje súper natural. Entre mis productos favoritos están los primer, unas bases que te pones antes de maquillarte y te disimulan las imperfecciones de la piel. Sobre todo los poros abiertos o esas pequeñas arrugas. Como Correcting Cream Veil de Clè de Peau Beauté que es una pasada porque amplifica el luminoso acabado del fondo de maquillaje, corrige los pequeños defectos y te deja la piel como nueva al instante. ¿Cómo lo consigue? Porque es un producto de maquillaje que, al mismo tiempo, trata la deshidratación y oxidación de la piel gracias a la tecnología exclusiva de la firma que se inspira en la luminosidad del diamante. Además, tiene FPS25 con lo cual protege de los daños externos (por eso es el producto más vendido de la firma).

– Sí a un buen anti-ojeras o iluminador para esta zona del rostro. Te da vida a la mirada.

– Hacerte un buen tratamiento en la cara para tener la piel perfecta el día de la boda. En mi caso, estuve yendo dos meses antes al centro de mi querida Cristina Galmiche. Allí me hicieron, una vez a la semana, lo que se esconde bajo el nombre de Venus Legacy (radiofrecuencia, pulso magnético) para reafirmar la piel y remodelar el óvalo facial. Los resultados fueron estupendos.

– Llevar las uñas de las manos y de los pies perfectas. Yo soy un desastre a diario, pero comprendo que hay que hacerlo. Y, por supuesto, manicura y pedicura permanente -en Le Petit Salon las bordan-, para evitar que se descascarillen. O que te las muerdas, aunque no te las hayas mordido nunca. Los nervios este día son el peor enemigo.

– ¿Un consejo? Lávate el pelo el día anterior o dos días antes porque coge mucho más cuerpo y está igual de limpio. A no ser que lo tengas muy graso, claro. ¿Otro? Date las mechas o el tinte un par de semanas antes por si tienes que corregir. Y si ese no es el caso, quedan mucho más naturales si te da tiempo a lavártelo un par de veces.

– Disfrutar a tope de la boda de tu hijo. Se pasa volando y es un día en el que quieres que nada se borre de la retina de tus ojos.

LO QUE NO

– Un vestido de esos súper apretados que no te dejan ni andar. Hay madrinas que van enfundadas a modo sirena que son incapaces de dar un paso detrás de otro. Me parece ridículo.

– Tampoco me pondría un traje sin mangas porque creo que no es propio del momento y menos a nuestra edad cuándo la piel no es lo que era. Cae, queramos o no, cae.

– Atención a la ropa interior. Por favor que no se marque nada, es antiestético, y que que no te aprieten mucho, sobre todo si usas esas fajas mágicas, de verdad, que están a la orden del día. Primero, puede que te desmayes en cualquier momento por falta de aire; segundo, siempre hay alguien que te saluda efusivamente con apretón de cintura incluido -lo detesto-, y no hay nada más desagradable que descubran lo que cubre la piel de tu cuerpo. Además de que llevas faja, esa pequeña lorza que sobresale encima de la cinturilla. No es agradable, no.

– No a hacerte un recogido recargado, cuando no lo llevas nunca así, o cualquier peinado en el que no seas tú misma. Esto es sinónimo de desastre. Además, no cambies de peluquero, si el tuyo te da confianza.

– No entiendo las madrinas que solo buscan el “mejor” maquillador y el “mejor” peluquero, porque están de moda, si los suyos se lo hacen genial. Y, por supuesto, hay que probar antes de decidir. Es maravilloso el tándem peluquería y maquillaje que hacen Verónica Raiz Lola Bernardo.

– Cuidado con los zapatos que eliges. Yo tengo un 41 de pie -de joven mi gran complejo- y algún que otro defectillo en un par de dedos. Por eso busqué el calzado ideal para que me los disimulara y estar súper cómoda. Encontré unas sandalias de Flor de Asoka que, además de ideales, cumplieron con creces estos objetivos.

LO QUE SÍ por Teresa de la Cierva

– Uso, y abuso, de cosmética y sesiones de cabina. ¿Cuántos tratamientos de belleza deberíamos hacernos? No hay límite: limpiezas, hidrataciones, masajes de remonte, kobido, radiofrecuencia, mascarillas… Cuanto más -y mejor- “alimento” le deis a vuestra piel, más bonita se verá. Y yo incorporaría siempre algo de cosmética iluminadora porque, a estas edades, la piel se vuelve mate y nada hace más joven que un poco de luz. ¿Un ejemplo? Le Sérum de Clé de Peau despierta la luminosidad gota a gota, alisa, redensifica la piel y se absorbe al instante, ¡un lujo!. Es el primer paso diario antes de aplicarse un fondo de maquillaje como The Foundation es un must para proyectar la luz de la piel desde el interior. Es un híbrido entre maquillaje y tratamiento con una textura increíble. ¿Cuándo empezar? Tres meses antes, como mínimo, que ya sabéis que las “dietas” que funcionan son las de largo plazo.

– ¿Qué llevar en el bolso? Como suelen ser tipo clutch y enanos, os encantarán las minitallas de Benefit o los productos multiusos como Buxom Wanderlust Imprimación Colorete que sirve para retocar mejillas y labios e, incluso, sombras.

– ¿Un extra? Blanqueamiento dental. Nada favorece más que una sonrisa, pero si los dientes están blancos, te quitas cinco años de encima de un plumazo.

– Maquillaje a prueba de lágrimas, las madres y madrinas lloramos casi tanto como las novias.

Zapatos de Aquazzura; bolso de Azedine Alaia; collar, broche y pendientes de turquesa familiares.

– Los estampados. Lo habitual es que vayan -vayamos- de colores lisos, pero a mi me parecen muy alegres las madrinas o madres de la novia con vestidos estampados. Y, aunque el protocolo dice que la madre de la novia debe elegir primero el color de su traje para que la madrina escoja otro diferente, para la boda de mi hija Ymelda tanto a mi consuegra como a mi nos gustaba el mismo color y, como los trajes eran muy distintos, decidimos mantenerlo las dos. Y fue un acierto para las fotos.

– Asegúrate de poder sudar. Para mantener el sudor a raya, lo mejor es usar un antitranspirante como Perspirex Comfort la noche antes (no hace falta volver a aplicar por la mañana y así no hay riesgo de manchar el vestido); controla el olor y sudor (clínicamente probado, no lo digo yo) durante dos o tres días. ¿La diferencia con un desodorante? Éste solo neutraliza el mal olor y el antitranspirante reduce la producción y liberación del sudor. ¿Otro truco si llevas mangas? Los Paddies, unos parches adhesivos color sepia para la ropa, que absorben el sudor durante doce horas. Y si realmente os preocupa este tema, que sepáis que tanto la toxina botulínica como un aparato que se llama Mira Dry, reducen hasta el 70% de la sudoración.

LO QUE NO

– Improvisar con el maquillaje. Hay mujeres que están guapísimas con dos brochazos y nada más -Marta es un buen ejemplo- y otras que están espectaculares muy maquilladas. La prueba previa de maquillaje es igual de importante para las novias que para las madres o madrinas y, lo ideal, es que, en la medida de lo posible, lo probéis para un evento similar, y a la misma hora (por la luz). Y para aseguraros de que el resultado se mantenga intacto toda noche, los llamados fijadores de maquillaje hacen que dure, dure, y dure (ojo, no confundirlos con las brumas, que solo hidratan y refrescan).

– Los tratamientos de aguja. Olvidaos del botox, las vitaminas o los rellenos los días previos porque pueden salir moratones, y estos tardan en desaparecer, en el mejor de los casos dos semanas, y en el peor en cuatro semanas. Y cuantos más años tenemos, más tiempo se “quedan” porque, a nuestra edad, la piel es más fina y los vasos sanguíneos más frágiles. Además, si no os gusta el resultado, tenéis margen para retocarlo. También es interesante que sepáis que los cardenales desaparecen antes de la cara y los brazos que de las piernas. Aviso por si estabais pensando en someteros a sesiones de mesoterapia corporal o maderoterapia, por ejemplo. 

– El láser, prohibido. Hay que mantenerlo tan distante como a la aguja.   

– No es momento para el destape. Personalmente, a mi edad, no me gustan los escotes pronunciados ni por delante, ni por detrás; tampoco enseñar hombros si la boda es en una Iglesia. Es una cuestión de decoro. Mostrar brazos también me parece peligroso para las cincuentañeras como nosotras. Más aún si las miradas van a estar focalizadas durante todo el tiempo que dura la ceremonia en nuestra espalda y, por tanto, en los codos, ennegrecidos y arrugados por el paso del tiempo. ¿Un truco de abuela para aclararlos? Frotarlos con medio limón, que es el mejor despigmentante que existe para esa zona. 

– “Cabrear” a la piel con ácidos. No es buena idea empezar a utilizar ácido glicólico, retinoles o AHA´s, por muy suaves que sean, si nunca los habéis usado antes. La piel puede “protestar” (picores, enrojecimiento, etc.) y cuando ésta se enfada, os aseguro que tarda en calmarse.    

– El sol, para los cuernos de los caracoles. ¿La novia como Blancanieves y su madre, o madrina, achicharrada como el carbón? Espantoso. Además, a partir de los 50, estar muy morena nos echa años encima. 

– Nada de estrenar los zapatos el día de la boda. Aunque sea paseando por casa, es fundamental que estemos seguras de que estamos cómodas, que el día va a ser muy largo. Y el día B, no olvidéis recurrir a los sticks anti rozaduras de Compeed (o en su defecto, a la vaselina). Además de ahorraros ampollas, hidratan los talones, que si lleváis sandalias tienen que estar en perfecto estado de revista. ¡No olvidéis que todas las miradas estarán clavadas en cotillear vuestros zapatos cuando os arrodilléis!.

Las fotos son de Iciar J. Carrasco.