La boda de Leonora y Carlos en el Monasterio de Santa María de Valbuena
Leonora y Carlos se conocieron hace cinco años porque él trabaja con el padre de la novia en un proyecto en Jerez de hacer fino. «Enseguida hubo algo», pero como Leonora vivía en Dinamarca y Carlos en España, no empezaron a salir hasta dos años después de coincidir. «Cuando decidimos dar un paso más, nunca volvimos a mirar atrás». Ahora viven en España y se casaron hace unas semanas en el Monasterio Santa María de Valbuena de Valladolid.
Leonora llevaba unos pendientes de Giegst, diseñador de joyas en Dinamarca, que le regalaron sus padres al cumplir 18 años y su anillo de pedida, un solitario que era de la bisabuela del novio.
Para el maquillaje y el peinado, Leonora contó con Sonia Marina que «leyó mi cara y mis colores muy bien y se aseguró de que tuviera un aspecto natural, pero marcando mis rasgos», recuerda la novia. En el pelo hizo un recogido sencillo para apoyar el tocado de Teresa Briz.
El vestido de novia de Leonora fue un proyecto especial durante los preparativos porque su madre, Britt Sisseck, es diseñadora y tiene su propia firma de ropa. «Obviamente tenía que ser la creadora detrás de mi vestido», asegura la novia. «Era importante para mí que fuera relativamente atemporal y simple porque quieres comunicar tantas cosas y, al mismo tiempo, quieres poder mirar hacia atrás con alegría».
Madre e hija se complementaron, «yo quería algo sencillo mientras que mi madre es más festiva y arriesgada» y consiguieron un diseño equilibrado entre la sencillez y la riqueza de los detalles.
Además del vestido de novia, para la iglesia, Leonora llevó una chaqueta transparente hecha de una tela que su suegra había encontrado en su armario. Fue un detalle especial y bonito que hizo que en el vestido «se fusionaran ambas familias». Estaba cerrado alrededor del cuello con un broche antiguo que pertenecía la familia de mi abuela.
Los niños iban con vestidos diseñados también por la madre de la novia.
Los zapatos era lo único que Leonora tenía claro, «cuando probé estos de Jimmy Choo estaba completamente convencida». El ramo de flores estaba diseñado por Búcaro con las flores del jardín del padre de la novia: peonías blancas recién cortadas esa misma mañana, «fue un sueño».
La ceremonia religiosa fue en el Monasterio Santa María de Valbuena, «crecí en el campo cerca del pueblo y he pasado gran parte de mi infancia allí. Tengo recuerdos de la iglesia de cuando era pequeña, así que casarme en ella fue como volver a casa» recuerda Leonora.
Carlos, el novio, es hermano de Fernanda (esta novia espectacular que publiqué en 2017).
Después, organizaron una comida en Ribera del Duero, donde vive el padre de la novia. «Elegimos realizar la recepción y el almuerzo en carpas en el campo, en un prado con vistas a las viñas. Construyeron un pequeño oasis en medio de los viñedos que, gracias a Itziar Ortuondo, nuestra wedding planner, pudimos llevar a cabo esta idea».
Toda la decoración fue obra de Búcaro, «Cristian y su equipo plasmaron la idea que teníamos en la cabeza y fue increíble». Crearon un jardín en el prado con las mismas plantas que tiene el padre de Leonora en su jardín. Además, plantaron árboles, arbustos y flores que luego recogieron y replantaron en la casa.
El catering lo sirvió el Mentidero de la Villa. Blanca del Río es cuñada de la novia y cuenta con un estudio creativo, Masbe, por eso se encargó de toda la papelería.
El Dj fue Miki Estrello.
Las fotos son de Couche Photo y el vídeo Pablo (videógrafo del equipo Itziar Ortuondo).