La boda de Laia y Gonzalo en Girona
Escribí a Laia en medio de su viaje de novios en cuanto vi que había elegido como vestido de novia uno de Maison Valentino con el que yo me había imaginado en mi mente alguna boda. «Siempre había pensado que me casaría con un vestido prêt-à-porter, el tema de las pruebas no me convencía», me cuenta. Así que se fue ella sola a la tienda de Valentino en Barcelona y le encantó.
Como joyas, Laia llevó su anillo de pedida y unos pendientes que eran de su madre. Los zapatos eran unos básicos blancos de Jimmy Choo.
Para el maquillaje y peinado confió en Moni y Justo de Hairtime.
Del ramo se encargó Manuela de Gang and the Wool y fue una sorpresa. «Dio en el clavo», asegura Laia.
En tan solo cuatro o cinco meses, Gonzalos y Laia organizaron una boda íntima en una masía que pertenece a la familia de la novia. De hecho, la celebración religiosa fue en la capilla que hay dentro de la finca. Hicieron pruebas de antígenos a todos los invitados.
Casi todas las invitadas llevaban bolsitos de Laia Alen, la firma de accesorios de la novia. «Me pareció un guiño precioso».
El novio llevaba un chaqué de O’Kean de Sevilla de donde es él.
La música durante el cóctel, que la eligió Gonzalo, fue a cargo de Piano Bar.
Laia y su madre idearon toda la decoración con platos de Opera Lloguers, flores de Gang and the Wool y la papelería hecha por María de Bariba Studio.
El catering lo sirvió Les Magnolies y la tarta de la pastelería Can Callis de postre. «Estaba todo buenísimo».
Para las copas, la novia se combatió de look: «me puse una camiseta blanca con hombreras, una falda de satén de Anine Bing, y unos pendientes de la marca Bpcr de mi amiga Blanca». El Dj fue un amigo de los novios, Jordi Corbaton, «éxito rotundo».
Todas las fotos son de Alejandra Ortiz.