La boda de Ale y José en Madrid
Ale y Josito (así le llama todo el mundo) se conocieron en 2015 haciendo un MBA en Madrid. «Nos caímos bien desde el principio, pero yo no le di mucha bola hasta pasados unos meses», recuerda la novia. El verano de 2020, en La Coruña, José le pidió que se casara con él mientras daban un paseo. En cuanto volvieron de vacaciones, empezaron a organizar la boda con la idea de que fuese en cinco o seis meses, «no soy de las que es capaz de estar un año organizando todo y esperando». Se casarían en Madrid en abril de 2021.
El maquillaje y peinado de la novia lo hizo Amparo Sánchez.
Ale asegura que lo que más le costó fue decidir el vestido. Inuñez le propuso hacer dos partes: una lisa y sobria debajo y una tela muy especial encima con un bordado creado para la novia en exclusiva, pero que dejara ver el interior.
«Me acordé de un vestido de Oscar de la Renta que tenía guardado en Pinterest y el resultado no pudo ser mejor».
Ale quería unos zapatos que se fuese a poner en más ocasiones. En Franjul le hicieron unos tacones dorados y plateados (con un toque YSL).
El anillo de pedida era de Pilar de la Vega, amiga de la novia. Ella y el novio habían organizado el momento de la pedida desde principios de año pero, con la pandemia, los planes se habían torcido. Además, llevó unos pendiente de su madre espectaculares.
El ramo lo hizo Teresa del Cerro, cuñada de la novia, de The Flower Room con jacintos, helecho blanco, ixia, fresia, anigozanto e hipericum.
La ceremonia religiosa fue en la Ermita de Nuestra Señora del Buen Camino en Aravaca.
Lo primero que hicieron fue hablar de La Gaivota que estaba a punto de empezar una obra y estaba disponible. «Nos encantó porque es un sitio bonito y poco visto». María Infante, de Isabel Maestre Catering, le explicó el proyecto y les contó que había a una ermita a 5 minutos andando.
Los novios querían que todo el día de la boda transcurriese al aire libre. La comida fue en el invernadero de Fernando Caruncho que estrenaron ellos. La decoración de la finca y la ermita fue obra de Aquilea.
Para la música contaron con DAM, la banda de Paco Otegui, amigo de la familia. Después, Juantru DJ, puso el ritmo final. «Cuando ya estábamos todos animados bailando, empezó a llover y, poco a poco, fue subiendo la intensidad de la lluvia. En un momento dado, miramos a nuestro alrededor y estábamos todos bailando bajo la lluvia como si no pasara nada. Fue el final perfecto», recuerda Ale.
«Tengo la suerte de conocer a Álvaro Medina de Chachachá desde hace muchos años y siempre tuve claro que él se encargaría de las fotos!. Para el vídeo, «tuve la suerte de poder contar con Rodrigo Oñate Figueroa«.