La boda de Almudena y Alfonso en Santiago de Compostela
Almudena y Alfonso trabajan en Zara, ella en Diseño y él en Compras, ahí se conocieron. «Él asegura que se enamoró de mí el mismo día que empecé, pero no fue hasta casi dos años después, que coincidimos en varios viajes profesionales, que empezamos a salir», me cuenta la novia.
Alfonso le pidió que se casara con él en Mallorca, hace más de un año. Organizaron la boda en Jávea, donde veranea Almudena con su familia desde siempre, para junio de 2020. Después de posponerla varias veces «para poder celebrarla con toda nuestra gente», decidieron hacer una boda en petit-comité en que estuvieron padres, hermanos, abuelos y padrinos de bautismo en Santiago de Compostela (Coruña) donde viven. «Fue una decisión muy difícil, pero teníamos claro que no queríamos hacer algo a medias y esperamos poder hacer un buen fiestón cuando no haya limitaciones de ningún tipo», asegura Almudena.
Luján Díaz de Nars Coruña maquilló y peinó a la novia, sus hermanas y su madre.
«Había diseñado dos vestidos de novia para la boda en Jávea, más veraniegos», explica Almudena. El pasado febrero decidieron que se casaban al mes siguiente así que se compró uno en The Row. «Adoro la firma de las hermanas Olsen desde sus comienzos y encontré justo el vestido sobrio que buscaba. Nunca me vi vestida de novia y este me pareció muy yo», asegura la novia.
Almudena se había comprado tres pares de zapatos, «¡son mi debilidad». Unas sandalias de The Row que utilizó mientras se preparaba por la mañana; unas sandalias de líneas clásicas, «pero perfectas» de Saint Laurent para la boda; y otras planas de Jil Sander «para poder saltar y disfrutar sin fallo».
Como el vestido era tan minimal, «me pude poner muchas joyitas con significado especial para mí». Llevó cuatro colgantes de brillantes de talla antigua a distintas alturas (dos estrellas y dos lunas) que estuvo buscando expresamente para tener un guiño con Alfonso, el novio, «que es un loco del cosmos, las estrellas, la formación del universo…».
Además, Almudena llevó varios anillos: el de pedida que le regalaron su suegros; el que le regaló Alfonso cuando le pidió que se casara con él; y dos anillos antiguos que las abuelas de Almudena le dieron con motivo de la boda. Por último, también algo prestado, la pulsera de brillantes de pedida de su abuela materna que es un escándalo.
El ramo eran siete rosas purity de David Austin traídas expresamente desde Inglaterra. «¡Un capricho ideal! Eran pura delicadeza, color crudo pero con un punto rosa palo en el interior».
La celebración religiosa fue en la iglesia de San Martín Pinario. «El tío de Alfonso es el rector del seminario y nos abrió las puertas de una de las iglesias más bonitas de Santiago. Fue un privilegio», asegura la novia.
Contaron con la música de Orfeón Terra Nostra. El novio entró con For the love of a princess de Braveheart y la novia con Oh mio babbino caro de María Callas. A la salida, cantaron Annie´s song de John Denver.
Después, comieron todos en el Hostal de los Reyes Católicos.
Para la decoración de las mesas, Almudena trabajó mano a mano con Raquel de Riola Studio. «Hizo composiciones de Ikebana con rosas de jardín, orquídeas, ranúnculos, ramas de cerezo en flor… y todo en bases de cerámica con formas orgánicas diseñadas específicamente para la boda. Un sueño», afirma Almudena. Los cuencos del pan también eran de cerámica de varios colores hechos por Maialen de Branqueta, amiga de la novia.
Las minutas, carteles de nombres y libro de testigos los hizo Mero Álvarez de Bariba Studio. «No puedo estar más agradecida con todo el trabajo y el cariño que le han puesto todos los proveedores/amigos a la boda».
Al terminar el día, Almudena se puso por encima una manta que compró en Ezcaray (La Rioja)anudada con una pulsera de Celine a modo de broche.
Después de comer los novios bailaron Tiny Dancer de Elton John. «No pensábamos bailar, pero fue una sorpresa de Alfonso porque yo en broma siempre le canto la parte de esa canción que dice: «I´ll marry a music man«. Él es un loco de la música y toca muy bien la guitarra».
Todas las fotos son de Dos más en la mesa. «Su trabajo es impecable y su humanidad más. Sus fotos son una mezcla perfecta de elegancia, sutileza y rollazo», asegura Almudena.