Casilda se casa

Tres días de boda en Venecia

Cinta me cuenta que, cuando ella y Justus empezaron a organizar su boda el pasado enero, se imaginaban una gran fiesta de verano con 300 personas en la Basílica de San Giorgio Maggiore en Venecia, un sitio con el que estos novios tienen una relación especial. En septiembre decidieron que sería una boda de 50 invitados que tendrían que llegar con un test negativo. Cuatro semanas después, pasaron un fin de semana todos juntos en Venecia.

El viernes por la tarde, invitaron a todos sus amigos y familiares a bellinis y pizzette en el Bar da Monica en Giudecca. «Es un sitio muy normal, pero siempre hemos ido ahí para tomarnos un aperitivo después del montaje de alguna exposición». Cinta y Justus se conocieron en la Feria Arco en 2015: él trabajaba en el stand de la galería de su familia, Kewenig, y ella para una galería de Berlín.

El sábado, organizaron una comida en Burano, en un restaurante de pescadores llamado Il Gatto Nero.

Y el domingo celebraron la boda. Toda la familia se preparó en el Palazzo Loredan. Una amiga de unos amigos, le recomendó una peluquería y la dueña se encargó de peinar y maquillar a todas.

«Desde que tengo uso de razón, siempre tuve claro que el vestido lo haría Sole Alonso«, recuerda Cinta, «es amiga de mis padres, madrina de mi hermana pequeña y no hay nadie mejor que Sole con que la hablar sabiendo que te va a entender al 100% y lo va a hacer mejor de lo que tu imaginabas». Por la pandemia, Cinta no pudo ir a Madrid a ninguna prueba y Sole le tomó las medidas por vídeollamada y el resto de pruebas fueron igual.

«La gente que me conoce sabe que no me gustan los vestidos y que lo que más me pongo es una camisa blanca», asegura la novia que se inspiró en un modelo de Tom Ford.

Cinta no quería el «típico zapato de novia». Pocos días antes de la boda encontró unos en la web de Aquazzura.

La novia llevó unos pendientes de los años 50 que se compró en un anticuario; una pulsera de eslabones de oro que era de su abuela; y el anillo de pedida, un sello de la familia de Justus, con un zafiro.

El ramo fue una sorpresa y estaba diseñado por el novio con Alstroemerias en un tono naranja.

Se casaron por la tarde en la Basílica de San Giorgio Maggiore. «Tenemos muy buena relación con la basílica porque hicimos una gran exposición de un artista nuestro (Sean Scully) en la última Biennal allí», cuenta Cinta. «En los meses de preparación de la exposición vivimos en la abadía. Antes de decidir casarnos, ellos ya nos habían dicho que nos invitaban a celebrarlo ahí. Es una gran excepción, ya que hoy en día nadie se puede casar».

Para la música contaron con Francesca Gherbasi, cantante de ópera. «Nos propuso algunas piezas para la iglesia como el Ave María en español». Después, amenizó la comida con otros músicos que tocaron en directo toda la noche.

Ofrecieron un cóctel en el jardín de la abadía que sirvió Venice Banqueting. «Fue una típica comida familiar de domingo en el jardín». Al final de la cena, empezó a llover así que movieron la fiesta Palazzo Loredan y pusieron una mezcla de diferentes listas de Spotify de amigos y familia bajo la dirección de Arman Naféei, director musical en el Chateau Marmont en Los Angeles.

Abrieron el baile con I say a little prayer de Aretha Franklyn.

Todas las fotos son de Edgar Herbst.