Isée e Iñigo se casaron en el ayuntamiento del barrio Boulogne-Billancourt (París). «Obviamente no era la boda que nos imaginábamos hace meses, ¡fue incluso mejor! Una boda pequeña en el verano 2020 que vivimos con intensidad en cada momento. Estamos orgullosos de haberlo organizado todo con el apoyo de nuestros familiares y amigos que estuvieron presentes, sin ellos no hubiera sido posible», asegura la novia.
Debido a los cambios constantes de estos últimos meses, se vieron obligados a modificar el lugar de la celebración un mes antes de la boda. Los padres de Isée encontraron L’Orangerie du Château de Breteuil. «Tuvimos mucha suerte y el tiempo nos permitió poder celebrar el cóctel en los Jardines de L’Orangerie y la cena en la terraza», cuenta la novia.
«Como el aforo en el ayuntamiento era muy limitado, no pudieron asistir todos los invitados así que mis damas de honor nos organizaron otra ceremonia sorpresa durante el cóctel delante de todos los invitados, fue un momento muy especial», afirma Isée.
El lugar tiene tanto encanto que solo quisieron decorarlo con pequeños detalles que se integraran por completo con el entorno. Lo consiguieron con la ayuda de Masami, de Plein Air que también se encargó del bolso-ramo de la novia.»Cada centro de flores era único». Iñigo se encargó de buscar recipientes «con algo que contar» por todo París en mercados de segunda mano, tiendas vintage y otras más grandes de decoración. Los mezclaron con algunos objetos de su propia casa. Todo con la ayuda de Chloé Ricaud.
Toda la papelería fue diseñada y hecha a mano por la novia con la ayuda de Iñigo que se inspiró en la primera de portada de las Editions Gallimard, un clásico francés, como hilo conductor para toda la imagen.
El catering corrió a cargo de Marie Julien Cuisine a los que los novios conocieron también a través de Instagram. Utilizaron productos locales de pequeños productores adaptándose a la situación en tiempo récord. «No pudimos organizar prueba del menú y probamos todo al mismo tiempo que nuestros invitados». Sirvieron ostras de Normandía, foie gras y había un cortador de salmón gravlax que, junto con el champán, «hicieron del cóctel una tarde muy francesa y los croque monsieur al final de la noche fueron un éxito», recuerda Isée.
Como contaban con invitados de varios países, querían conseguir dar un toque español en París y decisión confiar en Pablo Pérez San Martín, compañero de trabajo de los novios. «Habíamos bailado muchas noches sus temas en La Coruña y no pudimos haber elegido mejor». Animó el cóctel y después de la cena hasta las cinco de la mañana. «Nos creó una playlist con las mejores canciones y las escuchamos de vez en cuando para acordarnos a este día», asegura Isée.
Todas las fotos son de Carlos Ferreira, «una persona que conocemos hace tiempo y nos ha entendido perfectamente. Estar con él este día fue genial porque nos sentíamos totalmente en confianza», asegura Isée.
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