La boda de Teresa y Fran en Madrid
Teresa y Fran se casaban el 28 de marzo, pero, como a todos, la pandemia trastocó sus planes. «La impotencia que vivimos en marzo por no saber qué iba a pasar o cuándo podríamos casarnos fue enorme. Sin embargo, todo lo que hemos vivido tiene un lado positivo», afirma la novia.
A tan solo dos semanas de la boda y, justo antes de que declarasen el Estado de Alarma, decidieron aplazar la boda. «Se me saltan las lágrimas cuando revivo el momento en el que tuve que coger el móvil para avisar a todos los invitados; cancelar el viaje y llamar a los proveedores».
Pero estos novios se han quedado con el lado bueno, pasaron el confinamiento juntos, en casa de los padres de Teresa. «Fueron meses duros, pero también nos trajeron muy buenos momentos en familia y nos unieron mucho más», me cuenta Teresa. Al final se casaron a finales de julio en Madrid.
Teresa dejó el maquillaje y el peinado en manos de Saray Sojo.
La novia llevó un vestido diseñado por Jorge Acuña al que conoció el año pasado mientras acompaña a una amiga para una prueba. «Ese día yo sabía que me casaba».
Teresa asegura que fue un flechazo por cómo el diseñador le recomendaba cosas a su amiga, las ideas que proponía…
«Tuve el feeling de que Jorge podría hacer realidad las ideas que tenía en mente. Me enseñó varios bocetos y captó a la perfección la esencia húngara (por mis orígenes)».
El problema era que el vestido estaba previsto para el mes de marzo y no para julio. «Mi madre y mis hermanas me decían que tenía que abrirlo y quitar el cuello. Pero Jorge me quitó esa idea de la cabeza» y solo cambió las mangas.
En cuanto a las joyas, llevó el anillo de pedida, la pulsera de su abuela y unos pendientes trepadores de Aristocrazy. La diadema es la misma que llevó su hermana Stefi (boda que publiqué en el blog), pero colocada de otra forma.
El ramo lo hicieron en Floreale que son grandes amigos de la familia de la novia. Llevaba ramas de mirto, del árbol que tienen en casa de la novia. También se encargaron de la corona de flores de la sobrina de Teresa y de la decoración de la iglesia.
La sobrina de la novia llevaba un traje de su abuela paterna, de cuando ella era pequeña.
En principio, la ceremonia de marzo iba a ser en Los Jerónimos, pero querían algo más recogido para julio ya que iría menos gente. «Don Jesús, el parroco de Santa María de Caná en Pozuelo nos ofreció hacerlo en la cripta. Fue la ceremonia más especial que podíamos haber imaginado», afirma Teresa.
Contaron con una solista, María Zapata que es la profesora del coro en el que canta la madre de Teresa. Para la entrada, eligió el Canon de Pachelbel y, para la salida, Voi Che Sapete de Figaro.
El emplazamiento para la celebración también cambió por completo. Tenían previsto que fuese en Puerta de Hierro y lo celebraron en casa de los padres de Teresa. «La casa dónde mis hermanos y yo hemos crecido, he aprendido a caminar y no he parado de jugar y correr con mis amigas». Aquí pasaron los meses de confinamiento y «ha sido el sitio más especial dónde nos podíamos haber casado».
Como solo fueron 50 invitados, eligieron el catering de Mallorca.
Durante la fiesta contaron con Dj Gilca que también será el encargado de poner la música en la fiesta el año que viene, «siempre que sea posible celebrarla como queremos». Teresa y Fran abrieron el baile con Pompeii de Basitlle.
Todas las fotos son de Lucrecia de Laurel Studio, «nos la recomendó una amiga y el trato, el carácter y profesionalidad que tiene hace que sea guay contar con ella el día de tu boda».