La boda de Miri y Cibrán en Vigo
Soñando con que el mundo de las bodas mejore un poquito y podamos organizar próximamente las fiestas que este año se han quedado en el tintero, me hace ilusión publicar esta boda que fue una fiesta en toda regla. La boda de Miri y Cibrán en Vigo.
Nicolás Almazán y Pablo Pallardo, compañeros de trabajo de los novios, se encargaron de la invitación que era un vídeo que enviaron a través de WhatsApp como «pequeño adelanto de la que se avecinaba».
«Estos últimos años, a nivel personal, han sido difíciles y nos apetecía mucho celebrar algo con nuestros amigos. Y qué mejor que celebrar que llevábamos seis años juntos con una boda-fiesta», me cuenta Mirian. Un par de semanas antes celebraron una boda civil íntima con los padres y hermanas de cada uno.
Y en septiembre de 2019, decidieron ponerse a preparar este fiestón que se celebró el pasado mes de noviembre. Mirian asegura que, «personalmente, me flipa el invierno, así que teníamos claro que queríamos que hiciese mucho frío aunque íbamos muy justos de tiempo». Se rodearon de proveedores que también eran amigos y estaban invitados a la boda.
Eligieron celebrar la fiesta en el Club Náutico de Vigo, en el centro de la ciudad, «un sitio de toda la vida, muy bonito, pegado al mar, que nuestros amigos nos ayudaron a transformarlo en un sueño». Nada más llegar recibieron a los invitados con una recepción en la que solo se servía tequila y champagne. «Esto era una declaración de intenciones».
Después, en salón donde era la fiesta, había una mesa central muy grande con toda la comida y, a la vez, los camareros seguían sirviendo bebidas. Anita (amiga de Mirian desde siempre) y Nuria, de Nuria Cervera Chefs, con ayuda de Bego de Inbloomsi, «hicieron un montaje de mesa espectacular y la comida estaba impresionante», asegura la novia.
Mirian se compró un vestido en Bottega Veneta y unos zapatos de segunda mano de Prada con la ayuda de su amiga Ángela, estilista, de la que también publiqué su boda. Y Pablo (el mismo que hizo la invitación) le diseñó unos pendientes y un vestido joya que la novia llevó en la última parte de la fiesta. Cibrán, el novio, se hizo un esmoquin a medida en Massimo Dutti. Jose Carlos fue quien maquilló a la novia y Eme Hair la peinó a ella y a muchas de sus amigas.
Para poder hacer todo esto realidad contaron con Bego y María de Inbloomsi que hicieron toda la producción y mucho más que eso. «Cuando las llamamos, se pensaban que queríamos que nos montasen las flores, pero nuestra intención era que se encargasen de toda la parte creativa y supervisar la producción con manga ancha para liderar todo lo que ocurriese en esa fiesta». Toda la vegetación era de Carlos de Casa Planta y Olalla y Anxo de Esmerarte Industrias, creativas, hicieron la producción audiovisual.
En los postres colocaron una torre de champagne con bengalas con la canción de Always look at the bright side of life que fue una sorpresa de Marta, hermana de la novia. «Inmediatamente después empezaron copazos y fiesta, fiesta, fiesta».
Los novios tenían claro desde el principio que «lo más importante era la música y conseguir que fuese una fiestón». Buscaban a alguien especial para que sonase como si fuese una discoteca junto con una la iluminación espectacular. Lo consiguieron, contaron con Digitalism gracias a Martín de Entrelineas Entertainment que pinchó después de Bruno de R Música Djs y Marta Méndez, hermana de la novia, se encargó del cierre. Juanma Lodo hizo todas las proyecciones y mapping.
«La verdad, recordamos la fiesta como una pasada. La gente se lo paso increíble y nosotros ni te cuento. ¡Repetiría mil veces más!», asegura la novia.
Las fotos las hizo Sirimiki de la Menardier como fotógrafo principal (en blanco y negro) con ayuda de Noemí Díaz (fotos a color).
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