La boda de Belén y Joselu en Mallorca
A lo mejor os suena el nombre de Joselu Montojo, o mejor @joselu_montojo, porque es un conocido ilustrador, con gran éxito en redes sociales. Belén, la novia, confiesa que «seguía su trabajo en Instagram, pero no le ponía cara», hasta que un día en una fiesta de Möet, en el Círculo de Bellas Artes, les presentó un amigo en común. «Un rato después, me di cuenta de que yo era fan de su trabajo». No volvieron a coincidir hasta meses después que empezaron a quedar, «salimos sin parar, fuimos a todos los eventos, nos bebimos todo el vino de El Velázquez 17 y nuestras carteras se quedaron sin un duro. Después de esto, nos empezamos a conocer de verdad. Me invitó a Mallorca, de dónde es él, y ahí me enamoré no solo de él, también de la isla», cuenta Belén. Por eso decidieron casarse ahí ,en Mallorca, este verano.
La novia soñaba con la idea de encontrar «el vestido». Belén es productora de moda en la revista Glamour y, «debe ser defecto de profesión, pero viendo la cantidad de diseñadores que pasan en los shootings empecé a probarme vestidos para ver qué estilo me favorecía más». Finalmente, tuvo un flechazo con un vestido de la colección otoño-invierno 18-19 de Valentino. «No era el blanco idílico ni tenía encajes –me encantan, pero me quedan súper cursis–. Me probé este y supe que era justo lo que quería», recuerda Belén.
Desde que empezó a organizar la boda, «la idea de llevar algo negro me encantaba porque es un color con el que me siento muy identificada y el volante ribeteado en negro le daba un toque más romántico». Escogió ese color también para los pies con unos zapatos de Manolo Blahnik que le regaló su hermana Cristina, «ella es la mayor y siempre ha hecho muy de madre conmigo. Parecen sacadas de un boceto y comodísimas, me acompañaron toda la noche», cuenta la novia.
Como joyas, llevó el anillo de Ansorena con el que Joselu le pidió que se casara con él y unos pendientes antiguos de la tía abuela de Belén. «Recuerdo vérselos a mi madre cuando era pequeña y se los pedí para esta ocasión».
Del maquillaje y el peinado de Belén se encargó Xisca Covas. «Me hice la prueba dos días antes y fue perfecto. Yo que trabajo con un montón de profesionales en el sector, me costó mucho decidirme y dar con ella. Fue un gran acierto ponerme en sus manos».
La hermana de Belén llevaba un vestido de Poydel.
Joana de Tinons Floral Designer diseñó un ramo campestre «para que rompiera con el vestido. Lo clavó usando unas de mis flores favoritas».
Joselu llevó un chaqué de Massimo Dutti Personal Tailoring y la corbata era de Lander Urquijo.
Las niñas iban de Atelier La Nonna, «nos enamoramos de sus telas y de Pilar» y los niños fueron muy sencillos de Teresa y Leticia. Como zapatos todos llevaron la esparteñas típicas «que se quitaron enseguida».
Eligieron el Oratori del Roser Vell en Pollença. Es una ermita pequeña muy acogedora y «está justo al principio del camino que lleva a la finca y aunque no se hacen celebraciones normalmente, conseguimos que nos la dejaran para ese día».
El velo de Belén lo hizo Flor Fuertes con el tul que quería la novia.
«Nos recorrimos la isla buscando fincas para «no bodas» y descubrimos la Finca Can Bosch, típica finca mallorquina, donde no se han realizado muchas celebraciones pero su sobriedad y estética decadente nos enamoró», cuenta la novia. Belén y Joselu querían «una boda familiar y pasar juntos unos días inolvidables y tuvimos que movilizar a la familia y amigos para celebrar justamente lo que queríamos».
Belén reconoce que «aunque me encanta mi tierra (Asturias)», conoció Mallorca gracias a Joselu y, desde entonces, siempre le gustó la idea de casarse en la isla. «Es donde hemos sido más felices y tiene un aura especial porque desconectamos de todo, nos encanta su aire mediterráneo, el modo de vida… Así que era el sitio perfecto».
El Jardín se encargó del catering.
Joana de Tinons Floral Designer y su equipo decoraron la finca. «Queríamos algo mediterráneo dándole una vuelta y utilizaron olivo, frutas de temporada y orquídeas. Y para levantar la iluminación la finca pusieron más de 200 velas».
A la entrada de los os novios sonó un remix del concierto de Beyoncé en Coachella Crazy in love, «‘¡fue un subidón!».
Belén abrió el baile con su hermano mayor que fue el padrino y bailó con Joselu Back for good de Take That.
Todas las fotos son de Elisabeth Salcedo.
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