Casilda se casa

La boda de Mariana y Miguel en La Granja

Mariana y Miguel se conocieron en una fiesta de sombreros en el verano de 2016. Él se acercó a hablar con ella sin conocerla y desde ese día todo fue rodado. Como regalo por el segundo aniversario, Mariana le regaló un viaje a Burdeos y, «como hombre práctico que es, aprovechó el viaje para pedirme matrimonio ahí, en la Dune du Pilat, un sitio maravilloso con vistas al mar», cuenta Mariana.

Se casaron en La Granja el pasado verano. Del peinado de la novia se encargó Vero de Luis y Tachi que «es la peluquería a la que va mi madre y se le ocurrió preguntar si podrían venirme a peinar a La Granja». Y Pía Muñoz maquilló a Mariana y a su madre.

El vestido era un diseño de Cristina de Navascués. «De las cuatro diseñadoras que visité fue con la que más empatía tuve. Te escuchan y «pillan» enseguida lo que buscas. Su equipo me pareció muy profesional, creativo y flexible. Lo de hacerse un vestido de novia de la nada es muy abstracto porque no sabes por dónde empezar, todo te lo tienes que imaginar y, sobre todo, tienes que confiar. Creo que en el mundo creativo es lo más importante para que los diseñadores se inspiren, lo vivan y se entusiasmen más. Así es difícil que salga mal», cuenta Mariana. Escogieron una tela que mezclaba lino y seda.

La diadema y los pendientes eran una gargantilla que pertenece a la familia de la novia y «antes la llevaron mi madre y mi hermana mayor», recuerda la novia.

La ceremonia fue en la Parroquia Nuestra Señora del Rosario, conocida como El Cristo, «a la que íbamos a misa con mis padres y hermanos todos los domingos». Por dentro, «no tiene mucha luz natural pero tiene unas lámparas preciosas de la Real Fábrica de Cristales de La Granja«:

El ramo y las flores de toda la boda las hizo la abuela de la novia, Mercedes Botín. Se ha dedicado profesionalmente a los arreglos florales. y hace unos años publicó el libro Pasea, Coge y Crea donde explica paso a paso cómo se hacen sus arreglos. Mariana asegura que «sus flores fueron de lo mejor de la boda. Lo confiamos todo en ella, sin saber cómo iban a ser. Cuando Miguel y yo vimos el altar nos quedamos alucinados, qué explosión de color, así da gusto casarse».

Los niños iban vestidos de Labubé con coronas que hicieron los novios el día anterior, «me enseñó mi amiga Jimena, la fundadora de la marca de joyas Apodemia, en un taller que nos organizó a mis amigas y a mí el finde de mi despedida».

Mariana recuerda que  la iglesia «estaba especialmente bonita el día de la boda, entre las flores, el coro y nuestro amigo sacerdote, el padre Julio, que vino desde México para casarnos».

La celebración posterior tuvo lugar en casa de la novia.

Se encargaron personalmente de la decoración, «el día anterior fui con mi hermano y mi sobrino a coger ramas y retama para ponerla en grandes cestos de paja y así decorar algunas esquinas. También fui con mi madre al vivero de Segovia y nos llevamos algunas hortensias que pusimos en macetas flanqueando alguna puerta de exterior». También plantaron lavanda y petunias blancas en la zona de la piscina.

«Hizo un día buenísimo, hasta calor. Tuvimos mucha suerte porque en La Granja nunca sabes si va a hacer bueno o si va a llover». Repartieron sombreros de paja para los invitados.

El catering lo sirvió Ignacio Caro y la carpa tipo jaima es de BC carpas.

«DJ machas, para los amigos, Dj Gilca, para los demás, fue quién pichó en nuestra boda. Solo tiene 19 años, ¡es un crack! Tiene mucho talento y, lo más importante, empatiza con el público y mezcla muy bien. Siempre que pincha él el éxito está asegurado», cuenta Mariana.

Las fotos y el vídeo las hizo el equipo de Taller Combinado, empresa que fundó Mariana junto con Beatriz Osorio.

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