Casilda se casa

La boda de Amaia y Javier en Álava

Los fines de semana de junio han estado repletos de bodas y, como ya viene siendo habitual entre los grupos de WhatsApp de mis amigas, empezamos a enviar fotos de muchas de las novias. Entre todas ellas, me llegó una de la boda de Amaia. En cuanto vi esas mangas, supe que el vestido era de Romancera y conseguí ponerme en contacto con ella para que fuera la primera novia en el blog de esta firma que, desde que os la presenté el año pasado, no había conseguido ninguna novia real vestida por ella.

Del maquillaje se encargó Maider Martínez de Bobbi Brown y, Amaia Lauzirika de La Pelu, del peinado. Mientras la preparaban, la novia llevaba una bata de T.ba.

Como joyas, llevó el anillo de pedida y «unos pendientes preciosos que pertenecían a la abuela de Javi, me los prestó Maite, mi suegra. Triunfaron», asegura la novia.

La novia me cuenta que «muchísima gente me escribió cuando subiste el post de Romancera y todas me decían: «Amaia, cómo te pega esto». No tenía muy claro con quién hacerme el vestido y fui sin saber lo que me iba a encontrar; con un carpeta de inspiración llena de fotos de Keira Knightley en la peli Expiación.»

Al entrar en el taller, «fue un flechazo en toda regla. Tamara, las telas, los vestidos allí colgados… Antes de ver el boceto, ya sabía que me quedaba con Romancera», recuerda Amaia.

Los zapatos eran de Castañer porque la boda era en el campo y Amaia buscaba algo cómodo.

El ramo era de Inés Urquijo que ya conocía el caserío de la familia de la novia y, esa mañana, fue cogiendo flores y plantas por todos los rincones para hacerlo. «Es el ramo más especial del mundo porque había salido al 100% de mi casa. Increíble la sensación de llevarlo».

Javier, el novio llevaba un chaqué a medida de Bromio, igual que su padre.

La ceremonia se celebró en la Iglesia Andra Mari de Olaeta, un pueblo muy pequeño de caseríos situado entre Bizkaia y Álava, de donde eran los abuelos de la novia. La decoración floral fue obra de Inés Urquijo.

Las niñas iban vestidas de Labubé y con coronas de Inés Urquijo que también se encargó de la decoración floral.

El cóctel y la cena posterior fue en Apieta, un caserío vasco que pertenece a la familia de Amaia. «Nos costó decidirnos por el follón que suponía organizar aquello, pero, sin duda, casarnos en casa es la mejor decisión que hemos tomado».

Para la papelería, «conté con mi buena amiga Gloria de Rivolta Crayon«.

De la coordinación y organización de la boda se encargó Itziar Ortuondo, «una crack»; y Alejandro Muguerza de Le Basque Catering en Miami que que dirigió la decoración y la iluminación.

«Quería que fuese cocina vasca y en Bokado, además, son expertos en el txuletón a la brasa en las bodas. Me divertía muchísimo y me pareció diferente y bonito porque lo hacen en directo. Es un espectáculo verlo y, lo más importante, ¡riquísimo!», recuerda la novia.

El Dj fue Carlos Uribe y también contaron con Drums on Live, «son la fiesta», asegura Amaia.

Todas las fotos son de Inma Fiuza y el vídeo de Antón Uribe.

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