Casilda se casa

La boda de Eugenia y Enrique en Sevilla

«Nos hemos encontrado», es la mejor frase que resume la historia de Eugenia y Enrique según la novia. Se conocieron por unos amigos en común y, después de 8 años juntos, ya habían hablado varias veces de casarse. Un día Enrique le dio un sello que compró en un anticuario y montó en una cadena para decirle a Eugenia que se casaban.

Mientras Jesús y Diego, de total confianza para la novia, maquillaban y peinaban a Eugenia en Hotel Las Casas de la Judería, llevaba una bata de Namur que le regalaron sus amigas. «Otras amigas, las dueñas del hotel, tuvieron el detallazo de prepararnos dos botellas de champán».

«Llevé unos pendientes pequeñitos de mi abuela, que son preciosos, y que se habían puesto mi madre, mi tía…». Además, Eugenia y su madre fueron a Romu y  diseñaron las estrellas que llevó en la cabeza a juego con los pendientes. «Fue regalazo de mi madre y la verdad que me encantaron cómo quedaron con el traje y con todo».

Eugenia tenía muy claro que el vestido no se lo haría ningún diseñador, sino una modista que supiese coser bien y tratar la tela de la falda; era de su bisabuela y se la había regalado su abuela hace unos años.

Llevaron la tela a restaurar a Gloria, en Sevilla, que «hizo una auténtica maravilla poniendo las tres telas del mismo color y cosiendo poco a poco los rotos… ¡increíble trabajo!». Ella misma les recomendó a Macarena e Inma (666433758), dos modistas también de Sevilla que se dedican a hacer trajes con este tipo de tejidos. «Las conocí y pocas veces me he sentido tan cómoda de primeras con alguien. Les dije cómo lo quería, la tela que me gustaba para la camisa, cómo quería la falda… y ellas se encargaron de darle forma a todo».

«Quiero destacar cómo, de unos retales, hicieron, con mucho trabajo y mucha paciencia, un traje súper especial. Fueron encajando poco a poco los trozos de tela con una tranquilidad, gusto y sensibilidad… ¡El resultado fue justo lo que yo quería!»

«Mi madre llevó un vestido de La Importadora, mi hermana Berta de una modista al lado de casa, Blanca S.C.  y el de mi suegra, de Antonio García«.

«Nos casamos en Santa María la Blanca, para mí la iglesia más bonita de Sevilla», reconoce la novia. La música durante la ceremonia fue obra de una soprano junto con un cuarteto de cuerdas; y Eugenia entró con Llegada de la Reina del Saba de Handel.

Enrique, el novio, se hizo un chaqué clásico gris en O’Kean.

El ramo, de lilas blancas, lo hicieron en Pétalo, floristería de la tía del novio. Y Eugenia lo acompañó con una medalla de la Virgen atada con un lazo de terciopelo azul que le regalaron sus amigas.

Luego, lo celebraron en El Real Club Pineda de Sevilla. «El sitio es precioso, tienen una experiencia de muchos años y el catering es exquisito. Hay que destacar la figura de Mª Angeles que se encarga de coordinar todo y sólo transmite tranquilidad».

De la decoración del sitio y las mesas también se encargaron en Pétalo. «Se nos ocurrió que los centros fuesen de frutas y verduras naturales y Mati, la dueña, las mezcló con velas y demás plantas verdes, haciendo algunos centros en alto y otros en bajo». Los meseros son acuarelas siguiendo la misma temática de frutas y verduras hecho por una intima amiga de la madre de la novia.

El ritmo de la fiesta lo puso Staff Sound «que fue súper, súper divertido».

Todas las fotografías son de Mónica Ortega Domínguez.

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