Casilda se casa

La boda de Marina y Pedro en Sevilla

Unos novios sencillos, con una historia «tranquila y natural» y una boda con el mismo estilo sobrio y elegante. Empezando por el vestido de Marina, diseñado por Sofía Delgado, que no buscaba nada impactante ni espectacular, «en mi día a día visto muy sobria y quería reconocerme vestida también de novia».

Peinaron y maquillaron a la novia mientras desayunaba con su madre y su hermana. «El objetivo era no parecer maquillada» y de eso se encargó una amiga de la madre de Marina, que trabaja en televisión. «Y me peinó mi peluquero de siempre, José Carlos, es uno más en casa».

«Al principio no me veía con velo, pero Sofía me propuso una gasa de bambú con un corte al tobillo y me conquistó».

El ramo era de hojas y flor de olivo, pequeño y sin mucha apertura. «El ramo y el resto de decoración fue obra de Marta Talegón de Apunto Bodas. Preparan las cosas con cariño, son elegantes y sofisticadas».

Pedro, el novio, llevaba un chaqué de Oteyza, gris príncipe de Gales, y gemelos de oro y nácar, regalo de pedida.

La ceremonia se celebró en la parroquia de San Sebastián, en Sevilla, donde Marina iba a misa antes de ir a vivir a Madrid. «Tiene un patio delante que le da una escala muy íntima y cercana con la que nos sentíamos muy cómodos». Y la música fue a cargo de un quinteto con Arturo Artigas a la dirección.

Después, lo celebraron en Casa Guardiola, en pleno centro de Sevilla y al lado del Hotel Alfonso XIII donde, el día anterior, hubo un cóctel para todos los invitados. «Es una casa palacio espectacular, ejemplo de arquitectura tradicional sevillana con una sucesión de espacios conectados por patios que permitía celebrar el cóctel, la comida y la fiesta posterior en diferentes espacios y adecuar la decoración a cada uno de ellos. Además, está situado en pleno centro».

Marina es arquitecto y trabaja como interiorista, así que la estética y la belleza es muy importante para ella. «Me suele gustar trabajar con materiales nobles, naturales, honestos que se integren en el lugar… Junto con Marta, la organizadora, pensamos la decoración de esa forma, en tonos verdes, sin apenas flor de color,  que se integraban en el espacio sin competir con él. Era un estilo sobrio que acompañaba la arquitectura del emplazamiento sin destacar, acompañándolo y realzando sus puntos fuertes».

El catering fue de Delfín Delicatessen que, junto a los novios, idearon un cóctel largo en el patio y un único plato en mesa. Como capricho, un córner de champán que estuvo durante toda la celebración y dos recenas para alargar la noche.

Abrieron el baile con Pequeño vals vienés de Omega de Enrique Morente y Lagartija Nick, «es uno de nuestros disco favoritos». Después de comer, «La Tomasa, el grupo de un amigo mío, nos hizo bailar. ¡Son la caña, y en la feria no paran de tocar!» y Juan Rojas tomó los mandos hasta el final de la noche.

A Marina y Pedro les encanta la fotografía y no duraron de que Pelayo Martín, de Plata.Forma, se encargase de todo. «Pelayo es amigo y tiene un trabajo fotográfico muy interesante. Sus fotos de bodas son naturales, nada impostadas y nos gusta cómo es capaz de captar momentos. Así que vino de Madrid para estar con nosotros ¡No podía hacerlo otra persona!».

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