La boda de Lucía y Lorenzo en Segovia
Lucía y Lorenzo empezaron a salir el 20 de abril de hace ya casi 7 años y, desde entonces, no se han separado. Ella es Lucie, en la firma Sophie and Lucie, que comparte con su hermana. Ambas tienen un gusto muy especial y sus últimas colecciones (que he compartido siempre en el blog) han sido un éxito. Por eso cuando me invitó a su boda, estaba espectante imaginándome un vestido de novia Sophie and Lucie.
Hace dos años Lucía vio en París un tejido de lurex plata, «me encantó desde que lo vi, la caída que tenía, el brillo, todo… Quería hacerme algo especial con él y cuando Lorenzo me lo pidió, tenía claro que el vestido llevaría algo de ese tejido. El diseño del vestido fue fácil», dice la novia. «Quería que fuera de terciopelo, con muchas capas y que me favoreciera». Lucía y su hermana lo dibujaron una tarde de domingo en casa su madre.
La capa fue una decisión que tomó dos días antes de la boda con un retal que sobraba del vestido, «¡lo probamos y quedaba genial!».
Justo el día que contaron a la familia de Lorenzo que se casaban, Lucía estuvo haciendo una sesión de fotos para Vanitatis en la que Mara Fervi se encargaba del maquillaje, «la verdad es que me veía muy natural y muy bien, así que se lo dije durante la sesión y lo dejamos cerrado».
Los niños iban vestidos de La Casita de Mitos Roca, tienda de la tía y primas de Lucía. «Diseñamos juntas los vestidos para que pareciesen hadas». Las coronas eran de Mimoki y las alas de Thanks Mum.
Para sujetar la capa y fruncir el vestido, llevó unos broches antiguos de su abuela paterna. Los pendientes fueron un regalo del novio, siguiendo con las estrellas del anillo de pedida que tenía esa misma forma.
«Quería unos zapatos de novia que luego me pudiera poner». Un día, su hermana le mandó una foto de unos Céline, «me hacía ilusión casarme con un modelo tan emblemático de Phoebe Philo, pero con brillantes».
Del ramo, y el resto de la flores, se encargó Aquilea. Lucía quería todo en los mismos colores, mandó un par de fotos que le gustaban y el resto fue sorpresa.
Se casaron en la ermita de Otero de Herreros, una iglesia pequeña «para que fuera todo muy familiar».
«Llevé el anillo de pedida que me habían regalado los padres de Lorenzo de Javier Gómez Zuloaga (629 289 105/915 595 556)».
Para la celebración, buscaban algo fuera de Madrid para que la fiesta durase todo el fin de semana, pero lo suficientemente cerca para que los amigos de los padres pudieran ir y volver en el día. «En cuanto fuimos a Las Margas, nos encantó. Además, me llamaron dos meses antes de la boda para contarme que estrenaría el invernadero, y fue un sorpresón porque siempre había querido casarme en un invernadero», recuerda Lucía.
La madre y hermanas de Lucía, sus cuñadas y la madre de Lorenzo fueron vestidas de Sophie and Lucie.
«La música es lo que más me apetecía y a lo que más me dediqué», recuerda Lucía. Un plan muy habitual cuando eran novios, era ir de conciertos y festivales. Por eso, en el cóctel tocaron Badlands. «Les encontré buscando entre los finalistas del Madcool y me encantó todo de ellos: la música, la cantidad de instrumentos, la estética y que tocaban el banjo. Hablé con Mai (la cantante) e hicimos juntas el repertorio».
«Me gustaba la idea de montar un bosque encantado con todos los centros diferentes, nada colocado y un poco caos. Tenía clarísimo que quería encinas, por lo que transmiten», cuenta la novia.
Las invitaciones y los menús los dibujó la madre de Lucía y los meseros eran carátulas de las películas favoritas de los novios.
El catering lo sirvió Ciboulette, «queríamos algo diferente que trasladara a la gente a un menú de invierno, incluso un poco navideño, con la pularda».
Abrieron el baile con The Way You Look Tonight, de Frank Sinatra.
Después, el Dj fue Gonzalo Borman, «queríamos el mínimo reggaeton y mucha música española, ¡lo hizo genial!».
Las fotos son de Alejandra Ortiz y el vídeo de 2brothers.