Casilda se casa

La boda de Sofía, la novia del vestido de plumas

Para el invierno que viene, veo en los desfiles de NY plumas por todas partes. En el impresionante desfile de esta semana de Proenza Schouler, en el sueño de Alta Costura de Valentino… Entonces me acordé de esta novia con un vestido de plumas (la segunda que se atreve con esto en el blog) y me apeteció todo publicar sus fotos.

Lo más divertido de los preparativos de la boda, para Sofía, la novia, fue el diseño de su vestido. «Estaba clarísimo que iba a ser Jorge Acuña. Tengo la suerte de que es familia y que todo lo que hace es una pasada. Para mí es un artista y un genio en toda regla». Para la novia, fue muy especial en todo el proceso. «Entrar en el taller de Jorge es buen rollo asegurado. Idear con él cómo sería mi vestido fue divertidísimo, emocionante y lo hubiera alargado años» recuerda Sofía.

El maquillaje fue obra de la tía de la novia, «Maite Herrero, es profe de gallego, nada que ver con este sector, pero es de esas personas que desprende arte por todos los poros», explica Sofía. La familia de Sofía es de Lugo y su tía se trasladó varias veces a Madrid para hacer todas las pruebas.

Del peinado se encargaron en la peluquería Raquel Couso, «Raquel, la dueña, es una amor de mujer y te da muchísima confianza estar en sus manos, sabe escuchar y te retoca las veces que haga falta hasta que consigue el resultado que esperas».

«Llevaba el anillo de pedida de Cartier y unos pendientes que me regalaron mis hermanos de una joyería que se llama Sánchez Cordero«.

Las invitaciones las dejaron en manos de la Fundación A LA PAR. «Nos pareció una buena idea que parte de todo lo que supone una boda, aunque fuera sólo un poquito, contribuyera a una buena causa. Lo cierto es que hacen unas cosas preciosas y te permite elegir entre muchísima variedad». Y el resto de la papelería la hicieron entre Sofía y su madre.

«No me veía con ramo y el vestido me parecía tan precioso que no veía nada que le pudiera encajar». No llevó ramo. Se casaron en la iglesia del pueblo de Lupiana para estar cerca del Monasterio de Lupiana donde fue la celebración. «Estaba lejos y antes de ir a visitarlo no lo teníamos claro por la distancia. Pero cuando lo vimos, fue un flechazo».

La historia de Sofía y Ricardo es larga, pero «con un final de película» como cuenta la novia. Se conocieron en la universidad y estuvieron 10 años siendo amigos hasta que un día le pidió a Sofía «que si no le invitaban a la boda de una amiga, le llevara a él de pareja», a lo que ella respondió que o espabilaba o se llevaba a otro. «Así que ese día se plantó en casa, me dio un beso y tres años más tarde nos casamos».

El novio llevó chaqué de la Sastrería Jajoan; el reloj Rolex Submariner que le regaló Sofía en la pedida; gemelos de oro blanco de El Corte Inglés; y zapatos de Meermin.

A Ricardo le encantan las motos y tuvo la idea de que ambos fueran en sidecar de Vespas para Eventos desde la iglesia al Monasterio.

Los niños iban vestidos de Teresa y Leticia.

Gran parte de la decoración fue DIY entre la novia, su madre y hermanas. Para las mesas se pusieron de acuerdo con El Laurel catering, «metimos unos árboles con unas velas colgando como centro de algunas de las mesas y, en otras, flores blancas. Pusimos también velas en todo el perímetro de la planta de arriba y abajo para que quedasen como pequeños puntitos y diera un toque más acogedor».

Todas las fotos y el vídeo son de Liven Photography.

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