La novia con bordados verdes de Cherubina
Hace unos meses, el catering Dani García nos invitó a un grupo de wedding planners y a mí a pasar unos días de ensueño visitando los lugares emblemáticos donde trabajan en Sevilla, El Puerto y Marbella. Tengo pendiente publicar un ‘Algo pasa en el sur II’ porque me gustaría mucho contaros todos los descubrimientos que hice allí.
Os introduzco con esto para explicados como llegué a dar con esta novia. La primera noche en Sevilla teníamos una cena de cóctel y al ir a vestirme me di cuenta de que me había olvidado los zapatos en Madrid. Las primeras personas a las que pensé pedir ayuda fueron Cherubina que en seguida me dijeron que me pasara por su tienda. Me dejaron unos salones preciosos naranjas y negros que me salvaron la vida. El caso es que mientras me probaba zapatos vi un trocito de tela bordada en verde por el que pregunté.
Ana, una de las dos hermanas que dirigen la firma, me contó que se trataba de una creación muy especial, un proyecto de bordados personalizados que había empezado, para algunos de sus vestidos de novia, del que estaba enamorada. «Este en concreto es para una novia que te va a encantar. Como hace las fotos Lucía, la otra mitad de Cherubina, te mandaremos algunas para que lo veas», me prometió. Y aquí están. La novia de los bordados verdes.
Para el vestido, desde el primer momento hubo química especial entre la novia que se llama Ana y es un bellezón y Ana, de Cherubina. Confió plenamente y se puso en sus manos, dándole total libertad. Todos se quedaron con la boca abierta con el boceto y con la primera toile. Para el cuerpo y la cola bordaron un georgette de seda especialmente para la novia, todo con flores de tonalidades en verde seco, rosa empolvado y blanco roto.
A Ana la maquilló Menchu Benítez y la peinó Dioni Barrera. Para el tocado, las Cherubinas optaron por una pieza más minimalista: una preciosa y sencilla diadema forrada en tul de la que salía el velo. Llevó también unos pendientes de un joyero de Córdoba de toda la vida que lo hace todo artesanalmente, se llama Javier Baquerizo.
Ana y Rafa, se casaron en Córdoba, en la Real Colegiata de San Hipólito. La novia llegó en el Range Rover de su padre, un detalle que me encantó.
El ramo y todas las flores del evento fueron un diseño de El Puentecillo.
Los niños llevaban trajes de Mima & me. Las damitas llevaban capotas también de Cherubina y regalaron momentazos de lo más espontáneos en la iglesia, como cuando acabaron todos los pajes sentaditos en el reclinatorio de los novios. No hay nada mejor que un ambiente natural y relajado.
Luego celebraron en Torre de la Barca, de Bodegas Campos, que siempre es garantía de éxito, por la comida y trato exquisito.
Las fotos que me ha costado tantísimo seleccionar porque eran todas especiales eran de Lucía Cherubina y Mariló Marín. «Eran un parejón que disfrutó cada segundo.. desde luego, la actitud de los novios es lo que marca la diferencia en una boda, ¡está clarísimo!», cuentan.
La fiesta corrió a cargo de Xite&Co, garantía de éxito también y me consta que acabaron a las mil.
El vídeo fue de Querida Catherine.
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