Como convertirse en una novia icónica, por Meghan Markle
El vestido de la novia en una boda real se convierte inmediatamente en el centro de las críticas mundiales. Puede ser por pasarse–imposible olvidar a esa Diana algo empachosa que finalmente se convirtió en icono– o por resultar ñoña –sorry, Kate lo tuyo con el encaje fue un aburrimiento–. Lo primero es infinitamente más complicado que lo segundo, sucede pocas veces, lo habitual y lo que sinceramente esperábamos de Meghan es lo segundo: vestidos de princesas con bordados que no levantan pasiones pero tampoco espantan al personal.
Pero ha aparecido la novia y, para sorpresa de todos, no ha conseguido ni lo uno, ni lo otro. Siendo su situación ya de por sí icónica –una chica norteamericana mestiza nacida en un entorno de clase media que se casa con el soltero de oro de la casa Windsor– ha optado por asesorarse con una grande de la moda actual eligiendo la forma más sencilla de ser una novia impecable: con un vestido de patronaje perfecto y sin ningún adorno diseñado por Clare Waight Keller de la casa francesa Givenchy.
Si la unión de Harry y Meghan encarna para los ingleses los valores de cosmopolitismo y tolerancia racial que quieren empezar a introducir en su monarquía, con este vestido, Meghan Markle, ha conseguido resultar coherente con el discurso y, además, gustar a todos.
A mí personalmente me gusta la elección por la modernidad de apostar por un blanco nuclear sin adornos y con un patronaje impecable sin tener que recurrir a tejidos ostentosos, que parecen querer demostrar algo. El vestido, un clásico, sigue la estela de los buenos cortes de Emilia Wicksted de líneas puras y silueta perfectamente esculpida. Me gusta porque resulta moderna sin obviar que se encuentra en una Boda Real, con su correcta manga francesa y su cuello barco.
Me gusta por el gran mix beauty que es llevar esa magnífica tiara sobre un pelo desperfecto –pienso que tal vez demasiado, un toque de champú en seco no le hubiera venido mal a ese flequillo–, pero sobre todo, me gusta por la cantidad de detalles sentimentales que encierran el velo y el ramo.
El velo, en gasa tamaño XXL que adivino que se convertirá en el toque de identidad que nunca olvidaremos cuando pensemos en novias icónicas, me devuelve a sus raíces americanas y encierra en sí una gran simbología. «La Sra. Markle expresó el deseo de tener a los 53 países de la Commonwealth con ella en su recorrido por la ceremonia. La Sra. Waight Keller diseñó un velo que representa la flora distintiva de cada país de la Commonwealth unida en una espectacular composición floral. (…) Después de la designación de Su Alteza Real como Embajadora de la Juventud de la Commonwealth la Sra. Markle quería expresar su gratitud por la oportunidad de apoyar el trabajo de la Mancomunidad incorporando referencias a sus miembros en el diseño de su vestido de novia», explican desde Kensington Palace.
Se dedicó mucho tiempo a la investigación de la flora de cada país de la Commonwealth asegurándose de que cada flor sea única. El velo tiene cinco metros de largo y está hecho de tul de seda con un borde de flores bordadas a mano en hilos de seda y organza. Cada flor se trabajó en plano, en tres dimensiones para crear un diseño único y delicado. Cuentan que los trabajadores pasaron cientos de horas cosiendo meticulosamente y lavando sus manos cada treinta minutos para mantener el tul y los hilos limpios.
Además de la flora de la Commonwealth, Meghan Markle también seleccionó dos de sus flores favoritas personales: Wintersweet (Chimonanthus praecox), que crece en los terrenos del Palacio de Kensington frente a Nottingham Cottage y margaritas de California, la flor del estado del lugar donde nació.
Otra gran sorpresa ha sido el ramo, por el tamaño discreto, algo no tan habitual cuando te casas en una Abadía y con un velo de esa longitud. Comedido y simbólico contenía algunas flores que el príncipe Harry recogió ayer de su jardín privado en el Palacio de Kensington y flores de primavera entre las que se incluyen Forget-Me-Nots, que eran las flores favoritas de Diana, la princesa de Gales.
You look amazing, le ha dicho al llegar el príncipe Harry, y yo sinceramente pienso lo mismo.
Fotografías: Gtresonline y Getty Images